Capítulo 2

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– Lo asustaste, imbécil. – dijo Zayn dándole un golpe en la cabeza al alfa. Mientras ambos salían de la cafetería.

– En primer lugar, no lo asuste. – se quejó Harry. – Y, en segundo lugar, ¡ouch!

– Parándote como un demente cuando él se paró y luego el "No. Espera, ¿Cómo te vas?" – dijo Zayn imitando la profunda voz de Harry.

– En serio crees que él... emm... ¿se asustó de mí? – dijo con la voz apagada. – Sé que soy un alfa y él un omega pero no fue mi intención.

– Ya sé que no fue tu intención per... espera, ¿te diste cuenta de que era un omega? ¿cómo? – preguntó incrédulo. No era posible que Harry lo hubiese olido. No estaba tan cerca y Louis no estuvo por mucho tiempo con ellos.

– ¿Por su olor? Duh. – Harry dijo irónicamente – ¿Tengo que decirle a mamá que te lleve otra vez al doctor, Zaynie? – se burló del más pequeño, rascándole le cabeza.

– ¿Lo oliste? ¿De qué hablas? No estabas tan cerca. – frunció el ceño. – Y deja de hacerte el gracioso. – dijo empujándole la mano y acomodándose su cabello negro.

– ¿Ahora tú de qué hablas? Podía olerlo desde que entré a la cafetería y ni de hablar cuando estábamos en Literatura.

Harry recuerda muy bien ese momento. Fue como si toda la vida no hubiera conocido el verdadero olor de vivir hasta que entró por sus fosas nasales aquel algodón de azúcar con un leve toque de limón. A penas entró al salón pudo sentirlo. Lo buscó con la mirada hasta que lo encontró. Aquel pequeño omega de ojos azules como el mar. Y cuando lo miró devuelta, su mundo se detuvo. Se preguntó como no lo había visto antes, era el omega más hermoso que había visto en su vida. Sintió su nerviosismo y le regaló una sonrisa. Tuvo que luchar con su alfa para no ir a abrazarlo y llenarlo de besos en su bello rostro cuando lo notó enrojecer.

Él siempre había creído en el click. En el que con solo ver a alguien y sentir esa inexplicable necesidad de estar para esa persona siempre, existía. Siempre había sido un hombre romántico, no lo iba a negar. Amaba la idea de enamorarse. De estar con alguien y darle el mundo, o bueno, lo que podía, pero se entiende la metáfora. Él quería todo eso, y por eso esperaba que llegara esa persona especial.

Él había tenido unas cuantas parejas antes, entre hombres y mujeres. Pero nunca había llegado a más que unos cuentos besos y citas. Él era virgen. Sí, un alfa virgen. Y no le daba vergüenza admitirlo. Él creía en el click e iba a esperar por siempre a esa persona. Y por fin la había encontrado. Aquel pequeño omega con ojos azules. No podía mentirse, él nunca se había sentido así por nadie con tan solo una mirada. Y él estaba seguro de que el pequeño había sentido lo mismo.

Harry se dio cuenta que, durante toda la clase, aquel pequeño omega se embriagaba con su aroma y su alfa no podía estar más que orgulloso. Cosa que cambió cuando el ojiazul se fue corriendo. Intentó seguirlo, pero Liam comenzó a platicarle y no podía ser irrespetuoso con su amigo de toda la vida.

Estuvo buscándolo por todos los pasillos hasta que se dio por vencido contra el hambre y se dirigió a la cafetería. Y ahí estaba. Lo ubicó junto a Niall y Zayn. Que suerte, pensó. Su alfa gritaba de la alegría cuando lo vio sonreír con sus amigos. Y no pudo evitar derretirse con esas pequeñas arruguitas que se le formaban en los ojos cuando lo hacía. Era simplemente hermoso.

Se tenía que acercar. Olía su nerviosismo. Estaba tan ansioso. Quería saber su nombre, que estudiaba, sus anhelos, sus sueños, todo. Harry jamás se había sentido así por un omega, o por alguna persona en general. Jamás nadie había despertado ese deseo de querer saberlo todo, querer estar con él y no soltarlo. Y todo era tan ilógico, ni lo conocía, solo lo había visto una vez, pero ya sentía que lo necesitaba.

El Click - Omegaverse L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora