Capítulo 16

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– Liam, amor, ven un segundo.

– ¿Sí, papi? – preguntó el pequeño Liam antes de tratar de escapar de los brazos de su padre que lo cargaron hasta su regazo. – Ya soy grande, papá, muy grande para sentarme en tu regazo.

– ¿Eso crees, cachorro? – preguntó su padre, para luego empezar a hacerle cosquillas. – Siempre serás mi cachorrito.

Liam paró de reír después de un rato y le dio un abrazo a su padre.

– No quiero que te vayas de nuevo. – susurró contra la oreja del alfa. – Por favor no te vayas.

– Cachorro...

– ¿Quién cuidará de mamá y de Maggie cuando ese hombre malo regrese? – preguntó Liam mirando a su padre a los ojos.

– Pensé que habías dicho que ya eras grande. – dijo su padre con una sonrisa triste. – Podrías cuidarlas tú.

– Podría intentarlo, supongo. – balbuceó Liam. – Pero ¿y si trata de hacernos daño?

– Nadie vendrá a hacerles daño, cachorro, están perfectamente seguros acá.

Liam frunció el ceño y miró a su padre dudoso.

Hace unos días había llegado a mitad de la noche un hombre alto y grande, más grande que su papá, que olía tan feo que su madre se había puesto a sollozar y se encerró en su cuarto con Maggie.

Su padre se había puesto como un muro frente a su cachorro y había hablado un buen rato con el otro alfa en un idioma que el pequeño no entendía, Liam no tuvo miedo, pero si estaba nervioso.

Nervioso ya que ese señor podía volver a venir, y él no sabía qué hacer para defender a su familia.

– ¿Qué le dijiste al hombre malo cuando vino? – le preguntó a su padre que lo miraba con cariño.

– Le dije que no podía molestar a mi familia y que por favor se fuera. – dijo sonriendo.

– ¿Sólo eso? – preguntó asombrado Liam. – ¿Y te hizo caso?

– Por supuesto. – rio su padre. – Siempre hay que pedir las cosas con amabilidad, ya te lo he enseñado. – Liam volvió a fruncir su ceño y su padre le pasó el pulgar por la frente. – Oh, también le dije que, si volvía a molestar por acá, se las vería con mi ya grande cachorrito, le dio tanto miedo que se fue.

Liam rodó los ojos, pero finalmente rio, su padre siempre lo hacía reír.

– No mientas. – dijo todavía riendo.

– No lo hago. – su padre respondió indignado, haciéndole cosquillas nuevamente. – Si viene otra vez solo dile que tú eres mi cachorro grande y se irá en un dos por tres.

El alfa mayor sonrió al igual que su cachorro, pero sabía que seguía preocupado. Lo comenzó a olfatear y soltar feromonas para que su cachorrito se sienta protegido, en los alfas se acostumbraba hacer eso con sus omegas y sus cachorros, para que ellos sepan que estaban ahí para protegerlos.

Su padre dejo de olfatearlo para llevar sus ojos a su pequeño hijo.

– Por favor no te vayas papá, no quiero que te vayas. – volvió a decir el pequeño con un puchero en los labios.

El alfa mayor no se contuvo más y lo envolvió en un fuerte abrazo mientras lo llevaba cargado a su dormitorio, lo dejó en su cama y lo tapó con las sábanas para luego darle un beso en la frente.

El Click - Omegaverse L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora