CAPÍTULO 6 "Siempre cuando lo necesites"

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-Kara?!- dijo Lena muy sorprendida, pero en ningún segundo dudo en sostener fuertemente a la rubia entre sus brazos.

A pesar de que estaba muy consternada, no preguntó el porqué Kara estaba en su casa, simplemente la metió a su casa y con esfuerzos la dirigió a la sala, pues Kara estaba que se desmoronaba. La mirada vacía y rota que su amiga traía no era nada reconfortante, algo grave debió haber pasado y Lena estaba muy preocupada.

Tras dejar en uno de los sillones a Kara se dirigió a paso veloz a la cocina, para conseguirle un vaso de agua fresca a la rubia. Lena no tenía ni la más mínima idea de qué hacer, sentía curiosidad de preguntar sobre qué es lo que había pasado, pero a la vez temía que Kara se perturbara, y en definitiva eso era todo lo contrario que Lena quería provocar.

Al regresar a la sala, Lena le tendió el vaso a su amiga, quien murmuró un leve gracias y tomó un trago. Ninguna de las dos dijo nada, el silencio reinaba en el lugar, pero no era incómodo, lo contrario, era apacíguate; lo necesario para que Kara ordenara sus pensamientos y se tranquilizara. Las lágrimas no dejaban de salir de los ojos de la rubia y Lena se dedicaba a limpiar el rastro con su mano. Duraron un buen tiempo de esa forma, Kara aferrada al cuello de la pelinegra y Lena acariciando el cabello de la rubia.

—Perdóname Lena, debí avisarte que vendría—rompió el silencio Kara mientras jugueteaba nerviosamente con sus manos.

—No te disculpes, tú eres bienvenida aquí a la hora que quieras—dijo Lena poniendo su brazo por los hombros de Kara—Anda, mejor cuéntame qué es lo que te pasa.

—Diana ya sabe... y no me quiere ver—dice Kara con los hombros hundidos—No la culpo, quien demonios querría estar con la Zor-El perdedora.

—A no eso si que no, no voy a permitir que te trates de esa forma—dijo Lena con el ceño levemente fruncido, pero con un tono de voz tranquilo para no desconcertar a Kara.—En primer lugar no eres ninguna perdedora Kara, eres maravillosa y cualquiera debe estar agradecido de que estés en su vida, eres única y tienes que creértelo; y segundo, lo que sea que Diana te haya dicho puede que haya sido por la adrenalina del momento, en momentos así muchas veces decimos cosas de las que luego nos arrepentimos—Lena hace una pausa— Mira Kara, mi consejo es este, dale a Diana unos días pero sobre todo date unos días a ti misma, los necesitas para poder enfrentarte a cualquier cosa que suceda en el momento que decidan volver a hablar

—De seguro lo dices para hacerme sentir mejor, justo igual que todos, vamos a mentirle a Kara para que no vea lo patética que es.

— Basta Kara, no te digas eso, ¿acaso no te enseñaron que mentir está mal?—dice Lena fingiendo decepción, lo cual le sacó una pequeña risita a la rubia.

—Lo siento Lena, no puedo evitar pensar en eso, es solo que...ya me canse de que todos digan cosas que no son ciertas, ¿Qué soy hermosa? o ¿lista?, por favor, no soy nada de eso—dice Kara tristemente, pegado su vista en sus zapatos.

—Basta Kara, eso no es cierto—Lena le agarra la barbilla a Kara para que la vea directamente a los ojos—Mírame cuando te digo que eres hermosa y carismática, eres el combo completo y quien no lo pueda ver pues déjame decirte que necesita una buena cita con el oculista—Lena bromeó al final, cosa que volvió a funcionar, pues Kara soltó otra risita.—Pero ya enserio, quien no lo pueda ver es su problema ¿me crees?

—Si, si te creo Lena, y no se porque pero, algo en mi interior me dice que puedo confiar en ti, tus ojos son tan sinceros que me dan confianza, se que nos conocemos desde hace poco, pero te has vuelto alguien importante para mi—dice Kara, haciendo que Lena se sonroje.

—Kara, tú también importante para mí, eres de las pocas amigas que he hecho en la escuela y realmente disfruto de tu compañía.—dijo Lena con sinceridad. Las dos chicas se quedaron viendo a los ojos, sonriendo levemente, estaba claro que ambas habían percibido esa conexión desde su primera interacción.

Enamorados de los Zor-El (Supercorp, Superbat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora