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22

Felix

Era viernes y lo único que quería hacer apenas llegara a mi casa era ponerme mi pijama y ver series mientras comía unos brownies que había hecho esa tarde. Pero mi tan esperado plan se estropeó cuando una notificación llegó a mi celular.

Hyunjin 16.46

Estoy yendo a tu casa, en

serio es importante

Yo 16.48

Es realmente necesario?

Hyunjin 16.49

Escúchame solo por hoy,

luego deja de hablarme

Lo extrañaba demasiado a pesar de negarlo. No había ido en toda la semana al instituto y me había preocupado, pero mi orgullo me decía que no debía escribirle para ver si estaba todo bien. Tampoco Jeongin me había querido decir cómo estaba y sabía que era porque Hyunjin le pidió que lo hiciera, y el más callado no lo traicionaría por nada del mundo.

Estaba sola en casa por el trabajo de mis padres y porque mis dos hermanas había salido con sus amigos de la universidad y colegio respectivamente y seguramente regresarían muy tarde aprovechando que al día siguiente no debía madrugar.

Me cambié el uniforme por ropa más holgada y cómoda, dejando el pijama que tanto deseaba usar de lado al saber que recibiría visita en cualquier momento. A los pocos minutos el timbre sonó, por lo que fui a abrir la puerta, encontrándome al chico que tanto extrañaba y que tanto me había lastimado frente a mí.

-Hola - me saludó y me aparté para que pudiera pasar.

Se había teñido el cabello completamente de negro, su color natural, y lo tenía algo más largo. Lo llevaba atado como de costumbre y vestía de negro. Traté de calmar a esa parte mía que pedía a gritos esconderme en su pecho para que me abrazara con sus fuertes brazos, pero mi parte más racional me lo impedía.

-¿De que quieres hablar? - pregunté tratando de que el nudo en mi garganta no se notara.

-¿Podemos sentarnos? - fue lo que dijo y caminamos hacia el sofá del living, sentándonos de lado en el sofá, con un brazo en el respaldo, con un pie en el piso y otro escondido debajo de nuestro cuerpo. Al notar que nos sentamos en la misma posición, Hyunjin sonrió levemente, pero también de manera irónica.

El cabello negro le quedaba hermoso. Igual el cabello rubio, pero le cambiaba completamente la apariencia. Debe haber notado que no podía dejar de verlo porque se aclaró la garganta antes de volver a hablar.

-Estaba cansado de tener que decolorar seguido las raíces, así que volví a mi color natural... - me explicó. Al ver que no dije nada, me contó lo que me había venido a decir.

Lo que me contó me dejó enmudecido. Era una hipótesis claramente, no podíamos confirmar que el violento esposo de su madre fue el que me atropelló, pero era una gran coincidencia.

-Mi madre lo denunciará por maltrato, pero de todos modos podrían hacer ustedes la denuncia. Me habías contado que no pudieron ver la patente, pero sí el modelo del auto. Tal vez de alguna manera se puede confirmar - me animó y asentí levemente con la cabeza.

-¿Cómo se los cuento a mis padres? - pregunté más para mi mismo mientras frotaba mi rostro con mis manos, agotado.

-¿A que hora regresan? Si quieres yo se los puedo contar...