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18

Felix

Ya habían pasado dos semanas desde que comenzamos a salir con Hyunjin y no mentiría al decir que estaba completamente enamorado. Todos nos molestaban amistosamente y, por otro lado, mi médico me dijo que si había comenzado a tener algunas memorias aisladas significaba que ya dentro de poco recordaría cosas mucho más amplias hasta finalmente volver a tener todas esas experiencias.

Todo marchaba genial entre los dos hasta que un sábado Hyunjin me llamó para venir a mi casa, lo cual acepté. Nunca había estado en mi hogar, por lo que le pasé mi dirección y esperé ansioso su llegada, deseando poder pasar aquel día juntos sin tener que lidiar con mis amigos quienes bromeaban con nosotros cada vez que hacíamos una muestra de cariño en público.

-Hola - lo saludé una vez tocó la puerta de mi casa, acercándome a él lo suficiente como para abrazarlo, acto que Hyunjin respondió con calidez.

Aún no habían llegado mis padres del trabajo, mi hermana mayor estaba en su cuarto estudiando para los exámenes de la universidad y Olivia se había quedado en la casa de una amiga suya a dormir, por lo que fuimos directamente a mi cuarto.

Notaba que algo no estaba bien, que algo lo preocupaba y lo sabía por lo rígido de sus hombros y mandíbula, además de su leve ceño fruncido que no había dejado de estar hasta cuando me sonrió en forma de saludo.

-¿Estás bien? - le pregunté una vez cerré la puerta de mi habitación pero en vez de obtener una respuesta, él volvió a abrazarme, rodeando con sus brazos mi cintura y apoyando su cabeza sobre la mía.

-Perdón - susurró y me separé unos segundos para mirarlo.

-¿Que pasó? - volví a preguntar y lo llevé a mi cama para poder sentarnos enfrentados, mientras que con mis pequeños pulgares acariciaba el dorso de sus manos.

-Mi madre volvió a mi casa - habló luego de unos largos minutos en silencio y su voz se quebró levemente-. Se había ido porque conoció a otro hombre cuando yo era un niño. Pero volvió para buscar ayuda. Según ella ese hombre es abusivo y entiendo que es una mierda, pero ¿pretende que la recibamos con los brazos abiertos solamente porque no tiene a donde ir? - en su voz se podía escuchar claramente el enojo que sentía por la situación, pero en su rostro podía ver lo angustiado que estaba con el tema.

-¿La dejarán quedarse en tu casa? - pregunté con voz calma y sin dejar de acariciar sus manos para poder ayudarlo a calmarse.

-Dormirá en la habitación de mi padre y él en el sofá - me explicó y noté como el simple hecho de contar todo eso bajaba de a poco su preocupación-. Ya sé arreglará todo, solo tenemos que esperar a que se pueda divorciar y mudarse a otro lugar.

-Esperemos que sea pronto - contesté sonriéndole levemente y acomodando uno de sus mechones detrás de su oreja-. ¿Por qué me pediste perdón? - pregunté luego de quedarnos en silencio unos pocos segundos.

-Odio contar estas cosas - contestó y le sonreí nuevamente mientras me acercaba para abrazar su cintura y hundir mi cabeza en el hueco entre su cuello y hombro-. Si sigues haciendo eso derretirás mi corazón - bromeó rodeándome con sus brazos y un cosquilleo apareció en mi pecho.

-Si Minho y Ryujin te escucharan vomitarían - comenté y rio suavemente-. Oh mira.

Me estiré lo suficiente para alcanzar el cuaderno que tenía cerca de la cama donde estaban mis dibujos sin tener que separarme del abrazo con Hyunjin y busqué la página en la cual estaba su dibujo.

-Creo que me gustas desde antes del accidente - comenté con una sonrisa mientras él tomaba el dibujo.

Su sonrisa era triste, no sabía si era algo del dibujo o de lo que me había contado con anterioridad. Al notar que lo miraba con el ceño fruncido preocupado me sonrió ligeramente más ampliamente.