CAPÍTULO 4: La llegada de la reina👑

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Wooo😍
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WÁLTER POV:

—Llévenlo, le perdono la vida la señora Harrison —les informó a los demás.

Se miran extrañados por la decisión de Alexia, creo que no fue un acierto pero en fin. Camine hasta ese repugnante gusano para dejarle un mensaje claro.

—Si vives, es gracias a la compasión de la señora Harrison pero si me entero de algo, yo mismo voy a terminar con tu miserable y asquerosa vida. ¿Me entendiste basura pestilente? —le dije a esa porquería.

—Sí, sí —dijo llorando y muy asustado.

(...)

Ver caer su bata de seda al piso era un placer Inrrescriptible, su cuerpo al casi desnudo y solo cubierto por su ropa interior de encaje fino. Ella me besa y yo comienzo quitarle la ropa, poco a poco Alexia va tomando el control sobre mí y todo va poniéndose intenso. Ya sobre la cama y ambos al desnudo con ella sobre mí, me dejó devorar por ella, como si fuera su presa.

Ella se mueve sobre mi erección sin piedad, al no penetrar con rapidez, esto empieza a dolerme y no puedo evitar gemir de dolor.

—¿Te duele mucho? —pregunta entre besos ahogados —Sí —respondí para sujetar su garganta y besar su cuello con salvajismo.

Ella se abre un poco más de piernas, siento mi miembro cerca y me enloquezco, porque eso era lo que ella generaba en mí, una locura que me hacía perder la cabeza y arder como si estuviese quemandome. Alexia sin piedad se sigue moviendo mientras besos y caricias iban y venían.

—Por favor, déjeme poseerla de una vez —le suplicó.

Ella se sonríe malvada y se posiciona, finalmente puedo poseerla y eso me hace sentir increíble. Entro y salgo de ella, sus gemidos se hacen sentir...

▪▪▪

La alarma del celular suena fuertemente despertandome de mi sueño. Me siento en la cama tras parpadear varias veces, apago la alarma finalmente, me levanto para empezar mi trabajo cada día.

Ya en la cocina me siento para tomar mi café bien amargo para comenzar el día.

—¿Listo para empezar el día sirviéndole a la señora como perro fiel? —dijo Salomé con burla poniendo el café sobre la mesa.

Ella era una de las empleadas domésticas, de hecho hay dos y una cocinera, quien seguramente debe estar llegando. También son casi las siete de la mañana, la señora suele llegar a las siete.

—Muérdete la boca porque el día que la señora te oiga, te echará como un perro —le advierto a esa joven tan tonta.

Alexia ya había desayunado, por supuesto son las nueve de la mañana, la llevé a su oficina y allí me quedé junto a ella.

(...)

Ya eran casi la una, veo salir a Alexia del edificio algo acelerada, que raro, ella suele tomarse todo el tiempo hasta llegar al auto.

—Señora —le digo.

—Wálter —me mira con mucha seriedad —¿Por qué no me avisaste que había problemas en Argentina con mis negocios? —pregunta y me deja perplejo —Lo hablaremos en casa —me dice seria.

HARRISON: Señora mafia 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora