Segismundo se levantó y fue al cuarto para buscar a Gustabo e ir juntos a desayunar antes de ver a sus socios.
—Gustabo, fui a caminar un poco y una chica me acaba de recomendar...— Se sorprendió al ver la habitación vacía. Parecía que nadie había estado ahí.
—Me cago en dios— Suspiro frustrado, ahora el se tenía que comer el regaño solo.
Mientras tanto, Gustabo esperaba en una pequeña cafetería a uno de sus más confiables amigos.
—Muy buenas señor Gustabo, cuando menciono que pronto le vería no imaginaba que tan rápido— Gustabo se giro a dónde provenía la voz y saludo amigable.
—Hombreee Pablito. Pues que te digo joto, tenía muchas ganas de verte, toma asiento— Pablito asintió y al quedar de frente noto sus pésimas condiciones.
—¿Y que ayer fue a un bar gay o algo así joto?— al principio le miró confundido y solo soltó una risa nerviosa— No Exactamente, pero si asistí a un show— Pablito le miró confundido pero no quiso preguntar.
—Usted sabe que a mí me gusta ser directo wey, y ambos sabemos que no está aquí para tomarnos una Tecate, hable— Gustabo le contó una versión de los hechos, donde básicamente le inculparon de un homicidio de un chico rico que claramente el no cometió. Para Gustabo fue fácil engañar al mexicano, confiaba en él con los ojos vendados.
—Yo ahora tengo que volver a México wey, mi hija hace la primera comunión y mi carnal cumple los 18 años y le daremos la bienvenida a la organización— Gustabo sabía lo que venía, el lo había planeado.
—Pero en vista de la bronca que se carga, le ofrezco venirse un tiempo conmigo a México, cruzarlo será fácil y no va a necesitar nada más que su carita pa las fotos de los documentos— Hizo una señal por la ventana para que entrase uno de sus trabajadores. —Hablale a José wey, le dices que ocupo papeles para mañana, el ya sabe cómo me gustan— el joven asintió y salió
—Joder Pablito, no se como podré pagarte esto— Pablito sonrió y negó
—No tiene nada que agradecer compa, usted ya es de la familia y se que estaría dispuesto a hacer lo mismo por mi— Gustabo asintió.
—Por supuesto que sí Pablito, yo por ti recibiría una bala— ambos hombres estrecharon manos y pidieron chilaquiles para festejar que Pablito había encontrado alguien en quien confiar. O eso creía.
Mientras a Gustabo le iba de maravilla Horacio acababa de despertar por décima vez desde que se durmió. Todo a causa de las pesadillas, lo único que veía al cerrar los ojos era el rostro macabro de Gustabo matando a Dan. Después de ese último micro sueño había decidió no volver a dormir, miró un poco a la pared tratando de calmarse hasta que la oficial del día anterior se acercó. Ahora el estaba en casa de ella porque no se podía quedar en la estación.
—No se muy bien que te gusta comer pero hice hotcakes— Horacio mostró una leve sonrisa y asintió. No quería se grosero pero sabía que aquella mujer buscaba sacarle información.
Ambos bajaron a desayunar y como había pensado ella no perdió el tiempo y comenzó con las preguntas.
—¿Tu padre sabe que estás aquí?— Horacio le miró confundido
-No veo a mi padre desde los 4 años— la chica entendió y se apresuro a corregir
—Me refiero a tu padre adoptivo— Horacio negó
—A el no lo veo desde hace un año—
—¿Y no le has visitado en la cárcel?— Horacio le miró confundido, el no sabía nada respecto a Sam.
—Ni a Sam, ni a David. Desde hace un año vivo solo con gustabo— La chica le miró confusa
—¿Sabés que David está muerto?— Horacio dejó caer el tenedor que sostenía en la mano. ¿Acaso Gustabo había matado a David?
—Por supuesto que si, por eso dije que no le veo desde el año pasado—
—¿Sabías que tú hermano fue a visitar a Sam hace unos días?— Horacio negó
—Gustabo es mi hermano mayor, el sabe porque hace las cosas. Yo no debo meterme—
— Horacio se que hablar de esto es difícil, pero si tú no me dices la verdad yo no podré ayudarte y seguramente te culparan de la muerte de Daniel— Horacio le miró triste, tenía miedo y en el fondo sabía que tenía algo de culpa sobre la muerte de Dan.
—Lo único que puedo decir es que vi un payaso apuntarle... El payaso se hace llamar pogo— La oficial estaba por responder cuando recibió una llamada
—Bien cariño con eso puedo empezar, iré a tomar esto y ahora vuelvo— Horacio asintió y se centro en terminar su desayuno
—¿Cómo que quieren anular la investigación? Estamos hablando del homicidio de su hijo.... Es una estupidez que nuestro departamento sea tan corrupto...—Horacio alcanzaba a escuchar algunas frases pero por desgracia seguía sin entender nada.
—Necesitamos algunas repuestas Horacio, iremos a ver a tu padre— Horacio se tensó un poco al escuchar aquello pero asintió, no podía hacer mucho.
Al llegar al reclusorio tuvieron que esperar algunos minutos para que les permitieran el acceso. Minutos en los cuales Horacio se preguntaba si Sam le odiaría por irse
Cuando les permitieron ingresar los nervios de Horacio estaban al máximo, estaba a nada de desmayarse cuando a lo lejos le miró sonriente.
—¡Horacio, mira que grande estás!— Horacio se limito a sonreír
—Bien en vista que Horacio es menor de edad, no puede permanecer mucho tiempo aquí— comentó la oficial y sam asintió.
—Entiendo, solo quiero disculparme contigo Horacio— Horacio no entendía la razón pero asintió.
—Entiendo Sam... No te preocupes por nada— Sam sonrió y se acercó para darle un abrazo que Horacio correspondió. Segundos después un oficial se acercó para llevarlo fuera mientras la policía y Sam hablaban
—¿Le avisaron a que vendría?— Sam negó
—Solo me dijeron que trairia a mi hijo—
—Necesito hablar hacerle algunas preguntas con respecto a su otro hijo, Gustabo— Sam le miró preocupado.
—¿Le ocurrió algo?— la oficial negó
—Creemos que cometió asesinato contra el hermano menor de su esposo— Sam ahora miraba sosprendido.
—¿Qué quiere saber?— Preguntó serio
—¿Qué pasó el día en que su esposo murió?— Sam se tensó pero asintió, contaría todo.
—Le diré todo lo que quiera, pero tengo una petición— La oficial asintió
—A Horacio no se le dirá nada— ella algo dudosa asintió.
La siguiente hora Sam narraba con detalle cómo fue aquel día en que Gustabo disparó a David y como era su vida con él. Mientras tanto Horacio se encontraba en una oficina mirando por la ventana a un grupo de policías que hablaban tranquilo. Horacio sonreía al verlos, a él le gustaría ser policía.
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• ANTE TODO •
Fiksi Penggemar-Escucheme bien Conway... El hombre del que habla es mi hermano. No voy a permitir que usted ni nadie le ponga una mano encima- -Abre los malditos ojos capullo, aquél hombre que tienes enfrente dejo de ser tu hermano hace mucho tiempo atras.- -Pue...