Capitulo 7

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Al día siguiente el primero en despertar fue Gustabo. Sinceramente no había podido dormir en comparación a Horacio que parecía un bebé.

De su mochila saco una caja de cigarrillos y salió de la habitación para poder fumar. A Horacio siempre le había molestado pero la ocasión lo ameritaba.

Se sentó en la puerta mirando el amanecer. Nuevamente trataba de ver su situación pero ahora en busca de alguna forma de salir adelante. El tenía 17 años y Horacio 14. Demasiado jóvenes mínimo tenía que esperar un año para conseguir un buen empleo.

Expulsó un poco de humo y cerro los ojos. Amaba esa sensación, sentía como expulsaba cada preocupación, y los buenos recuerdos llegaban.

Gustabo se encontraba caminando de regreso a la casa abandonada donde vivía con otros niños. Ya era demasiado tarde por lo cual las calles se encontraban vacías. A lo lejos logró ver a un grupo de chicos apodados los Chester, seguramente molestado a algún infeliz. Decidió no intervenir pues no tenía ganas de pelear. Hasta que escuchó una frase que le llamo mucho la atención.

-Yo no les daré nada. No le temo a los problemas. ¡LOS PROBLEMAS ME LOS COMO!- y aquél chico comenzó a lanzar golpes torpes al aire.

-Ahora si me cansaste maldito huérfano.- Alex el jefe del grupo estaba por golpear al menor hasta que su brazo fue sujetado por alguien mayor.-

-Largo de aquí gilipollas, el chico está conmigo- Al notar que se trataba de Gustabo todos se asustaron. Él era conocido como uno de los chicos con mayor influencia en las calles.

-Una disculpa Gustabo, solo estábamos jugando- y dicho eso todos salieron corriendo dejando a Gustabo con aquel chico.

- Gracias por ayudarme. Me llamo Horacio.- Gustabo levanto una ceja.

-Ni lo menciones, pero ten más cuidado que la próxima vez no podré hacer nada. Ve a casa que seguro te esperan- el pequeño asintió y se retiró.

Algo en ese chico le había llamado la atención. Decidió seguirlo para ver que no se metiera con alguien más. Aquellas calles estaban llenas de chicos abusadores que no se la pensarían dos veces antes de atacarlo. Lo había aprendido de mala manera.

Tenía aproximadamente 20 minutos siguiéndolo hasta que le vio entrar a una casa, que para ser honestos no tenía pinta de ser de poco dinero. No entendía que hacía en la calle tan tarde si tenía una linda casa. Estaba por darse la vuelta cuando escuchó gritos.

-¿Solo eso conseguiste? No me harás idiota, se que traías más pero lo gastaste- el pequeño comenzaba a llorar.

-Lo tenía pero unos chicos me quitaron gran parte... Fue todo lo que logré rescatar.- el hombre sin pensarlo comenzó a golpearlo mientras le gritaba.

-ERES UN MALDITO ESTOBO, AHORA ENTIENDO PORQUE TU MADRE TE DEJO. NO ERES MÁS QUE UNA BASURA...- Era sorpréndete la cantidad de insultos que se escuchaban. Gustabo quería intervenir pero no sabía que hacer. De pronto la puerta fue abierta.

-¡NO ME DEJES AFUERA PAPÁ, HACE FRIO!- Horacio gritaba pues su padre le había lanzado a la calle. El chico se veía realmente mal, tenía sangre saliendo por todo el cuerpo. Unos minutos bastaron para que se quedara sin voz y solo se sentará en una esquina a llorar. Gustabo se sentía realmente mal por el chico así que se acercó.

-Vaya mierda estás hecho amigo.- El menor levanto la mirada y a pesar de tener toda la cara hinchada logró sonreír.

-¿Siempre hace eso?- Horacio negó. - Solo cuando no entrego mi cuota... No tiene trabajo y eso le pone de malas... Pero es buen hombre- Gustabo se molestó con el chico.

-¿Qué estás diciendo? Ese idiota poco le faltó para dejarte muerto y le defiendes. ¿Estás mal de la cabeza o qué?- Horacio negó

-Es mi padre, el me quiere... A su forma... Solo es un mal momento-

-Mira no soy experto pero estoy seguro que eso no hacen los padres que te quieren.- Horacio no respondió, solo comenzó a llorar.

Gustabo se sentía mal por el chico, le había caído bien. Nadie debía soportar aquél trato.

-Vamos-  Se levantó y Horacio le miro confundido -¿Qué has dicho?

-Ven conmigo, te llevaré a un lugar. No muy mejor a este pero estarás bien. Lo estaremos- Horacio negó.

-No puedo dejar a mi familia.- Gustabo bufo molesto.

-El no es tu familia, mira ¿Quieres familia? ¡Bien!. Ahora soy tu hermano mayor y te ordeno que te levantes y vengas conmigo.-

-No puedo-

-¿Y ahora porque no?- Horacio algo triste le respondió -No puedo levantarme.- Gustabo comprendió, la paliza que había recibido fue legendaria. Se acercó al chico y le coloco en su espalda.

-Pues ahora yo te llevaré. Y te prometo que nadie te hará daño y que nunca estarás solo de nuevo.- Y Horacio sonrió.

Sonrió al recordar aquella escena. Aquél día prometió nunca dejar solo al menor y el lo cumpliría. Después de todo era su hermano mayor.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz ya conocida que le gritaba desde la habitación.

-¡Gustabo! ¡Gustabo!- el mayor entro corriendo.

-¡Horacio! ¿Cómo te sientes?-

-Me duele toda la cabeza tío¿Qué paso?- Gustabo se tenso. ¿Que le diría?

-¿Que es lo último que recuerdas?- Horacio se quedó pensando unos segundos.

-Que había salido del colegio temprano y había ido a casa pero no había nadie y después todo se puso negro-

-Pues capullo te has caído y te has golpeado la cabeza, al llegar a casa te encontré y fuimos al hospital y pues aquí estamos- Horacio trataba de recordar pero al no tener resultados decidió creer lo que decía su hermano.

-¿Y David y Sam?-

-Ahora solo somos tú y yo,Horacio. De nuevo- Horacio no entendía pero lo aceptaba, siempre había sido así desde un principio y seguramente lo seguiría siendo.



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