Capitulo 11

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Gustavo bajo de la camioneta junto a Segismundo el cuál le venía hablando sobre algunas ideas para vender más droga. Al entrar lo primero que hizo fue buscar a su hermano pero no estaba.

—Joder con Horacio, cada día se va desde más temprano.— Segis soltó una risa.

—Hombre pues tampoco lo pudes dejar encerrado, no lo dejas participar con nosotros, es normal que busque una distracción. Además no hace nada malo, tengo algunos chicos cuidándolo y se la pasa en el parque bailando.—

—Pues tienes razón, es mejor tenerlo lejos de está mierda— Segis le miro ofendido

—Pero tampoco es tan malo Gustabo— asintió

—Sabes a lo que me refiero, no me imagino a Horacio matando a alguien. Es como un osito cariñosito— .

—¿Sabés que no vas a poder cuidarlo por siempre? El tiene que formar un poco de carácter. ¿Qué pasará el día que no le puedas cuidar?— levantó los hombros

—Yo siempre le voy a cuidar— camino a la cocina —Hablando de eso. ¿Cómo vas con lo que te pedí?—

—Pense que no lo preguntarias, hablé con algunos amigos y podrás ver a Sam el mismo viernes, ese día te verá un abogado amigo de la familia y te entregará todo el papeleo— Gustabo sonrió

—Joder Segis, que te debo una grande— su amigo asintió

—Después de eso ¿Piensas irte?— Gustabo negó

—Lo principal es arreglar los documentos de Horacio. Mi plan era irnos pero ahora será imposible, sabes que las cosas con la mafia esa es una total mierda y salirme sería una putada—

—Menos mal, estamos teniendo muchísimos avances, en un tiempo más podremos tener la suficiente solidez para formar nuestra propia mafia, y con eso ya decides si irte con Horacio o quedarte.— Gustabo sonrió

—Gracias por todo lo que haces— Segis tomo su mano

—Para eso somos los amigos.—

Finamente el viernes había llegado, Y como todos los días, Gustabo salió junto con Segismundo para reunirse con Sam, ese día cumplía la mayoría de edad y podría pedir la custodia total de Horacio.

Al llegar un señor de traje con maletín café les esperaba junto a dos guardias.

— Buenas jóvenes, tenemos todo listo— Gustabo sonrió

—¿La DNI?— El hombre de su saco un sobre

—Solo necesita su firma y será legal.

—¿Quieres que entre contigo?— preguntó segismundo a su amigo para darle confianza  pero este negó.

—Te lo agradezco pero será rápido—

—Por aquí— hablo el señor de maletín y Gustabo asintió.

Pasaron por dos puertas de acero hasta llegar a un pequeño patio con varias mesas colocadas de forma poco simétrica. Gustabo  buscó con la mirada a Sam y finalmente lo encontró, estaba en una mesa al final.

—¿Gusta que le acompañe?— Gustabo negó

—Espere aquí, solo necesito que me firme los papeles, ¿No?— el hombre asintió entregándole una carpeta. — Ahora vengo— Camino con pasos lentos, trataba de ocultar su nerviosismo, tenía ya había pasado tiempo desde la última vez que le vio, y para ser honesto, le daba asco el solo recordar aquel día.

Tomo asiento y Sam sonrió —Hola Gus... —

—Hola Sam... ¿Sabes a lo que vine?— Sam asintió —Solo necesito tu firma— menciono mientras le entrego la carpeta, Sam la tomó y comenzó a leer los acuerdos.

—¿Cómo está él?— preguntó mientras leía

—Muy bien— comentó de forma fría, no quería entablar una conversación, solo quería los papeles y nunca volver a verlo.

—Me alegro mucho. ¿Y tú?—

—Sigo vivo—  Sam suspiro

—Lamento todo lo que pasó— Gustabo negó

—No fue tu culpa—

—Lo fue, yo les lleve a casa encaprichado con formar una familia, conociendo la clase de monstruo con el que vivía.—  Gustabo no respondió

—Espero algún día puedas perdoname, y si fuera posible, me gustaría hablar con Horacio para también pedir...— Gustabo le interrumpió.

—Horacio no recuerda nada, y espero eso continúe así. Mira contra ti no tengo ningún problema, pero al ver tu rostro lo primero que viene a la mente es aquel infeliz. Es más — saco de su pantalón un sobre con dinero— Te agradezco por tu ayuda aquel día, pero espero no volver a verte jamás. — Sam le miraba triste, el quería a los chicos como sus hijos, y le dolía escuchar aquellas palabras de alguien tan joven.

—Lo último que yo buscaría sería lastimarlos, si les hace bien eso... Lo aceptaré— le entrego la carpeta —Espero tengan una vida feliz, y cuídense mucho.— Gustabo tomo la carpeta y se levantó para irse

—Ten buena vida Sam...— y se dirigió a la puerta donde le esperaba el hombre de maletín.

—¿Eso es todo?— el hombre asintió

—Serán unos días de trámites pero de eso me encargo yo, le mandaré el documento final con el señor Segismundo— Gustabo sonrió.

—Hombre pues muchísimas gracias—

Estaban a punto de salir cuando un guardia detuvo a Gustabo

—El chico con el que habló le manda esto— le entrego una carta.

—Muchas gracias—

Al salir se encontró con Segismundo el cuál le esperaba feliz y emocionado. Había decidió acompañar a Gustabo para después poder ir a celebrar.

—Hombreee ¿Vamos a celebrar o qué?— Gustabo sonrió

—Claro pero me gustaría que fuéramos por horacio.— Segis asintió

Al llegar a casa Gustabo bufó molesto pues su hermano aún no llegaba de su dichosa clase de baile. Decidió subir a su habitación a darse un baño y hacer tiempo en lo que llegaba Horacio, había decidió salir a cenar con el y Segismundo para festejar su cumpleaños y que obtuvo la custodia de Horacio.

Comenzó a quitarse la chamarra que llevaba en ese momentos y su camisa para irse a duchar, cuando el sobre que anteriormente le habían dado, cayo al suelo.

—Seguramente sus disculpas pero por escrito — comentó mientras sacaba el papel y comenzaba a leer. Tenía razón, casi toda la carta hablaba sobre el arrepentimiento que tenía y que pedía disculpas.

—Joder, tres putas hojas para la misma mierda— le dio flojera leer todo así que se fue a la última hoja. Todo su cuerpo se tenso al leer aquellas líneas.

"Lo que más lamento, fue no poder terminar con el, no importa que digan los medios y el que yo esté encerrado en éste lugar. El sobrevivió"

La hoja resbaló por sus manos hasta caer al piso, no reconocía aquel sentimiento, creí que era miedo pero tenía algo diferente, un sentimiento frío pero relajante, poco a poco algo se escuchó en su cabeza, una voz que hace años no escuchaba.

—Gustabo tiene miedos, Pogo solo quiere cuidarle. Deja salir a Pogo.



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