Capitulo 21

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Horacio al igual que todos los días se encontraba en la estética trabajando, tenía ya dos años en ese lugar y le gustaba muchísimo, había logrado encontrar su propio estilo y eso le encantaba, sentía que ese lugar era mágico, la gente siempre entraba con la esperanza de un cambio y salía feliz con el resultado.

—Crestas— le llamó el encargado

—Perdon me perdí en mis pensamientos— el chico sonrió

—No te preocupes, te decía que hoy tengo que irme más temprano— Horacio sonrió

—¿Hoy quién es la víctima?— Soltó una risa

—Que cruel, pero su nombre es Diego, lo conocí en el gimnasio y me invitó al cine— Horacio le miro feliz

—Pues en enhorabuena ya te tocaba alguien lindo— El joven asintió

—Pero no te desanimes bebé, ya verás que tú también encuentras el amor. Ya lo visualice, será un chico alegre, pelirrojo, ojo verde y seguramente doctor.— Horacio soltó una risa.

—Deja de leer novelas, yo me conformaría con que me quiera— su jefe paso a su lado y le dio un leve abrazó

—Por eso te amo, aún crees en el amor. Bueno tengo que irme, nos vemos mañana— Horacio asintió y se despidió.

—Yo creó que el amor existe y en todas la formas— sonrió al recordar a Dan, siempre le recordaría pero las citas con la psicóloga le habían ayudado a entender que es malo cargar con el pasado, el recordad lo buenos momentos nos dan sabiduría. El estaría dispuesto a seguir con su vida pero siempre tendría a Dan en su corazón.

—Buenas tardes— Entró un chica con cabello morado —¿Tiene lugar?— Horacio asintió

—Tome asiento que ahora le atiendo— Aún faltaba tiempo para su salida, estaba algo triste pero su trabajo le daba ánimos, hoy iría a ver a Dan saliendo.

Gustabo miraba una imagen en su celular, se trataba de una fotografía de Horacio tomada algunos días atrás.

—Siempre juntos Horacio, ante todo— apagó el celular y tomo sus cosas. Hoy se llevaría a cabo el reencuentro con su hermano.

—¿Todo listo Diego?— el chico detrás de él asintió

—Su amigo me acaba de hablar para confirmar y Laura ya está con él— Gustabo sonrió

—¿Y la oficial?—

—Fuera de la ciudad como lo ordeno—

—Bien es hora de irnos—

Horacio ahora cerraba el lugar, tenía una hora que había terminado con su clienta pero por un error la secadora se volvió loca y tiro algunos embaces de shampoo.

—Bueno aún tengo tiempo— Miro su reloj y se dirigió al lugar donde siempre compraba flores

Bajo del taxi con su mochila en hombros y un ramo de girasoles en sus manos, agradeció al conductor y cerro la puerta, momentos antes de entrar al cementerio siempre le venía un choque de recuerdos que pasaban rápidamente y continuaba su camino

—Hola tú— Saludó a la lápida que tenía enfrente. —Queria comprar algo rico de comer pero salí tarde del trabajo y no conseguí los tacos que te gustaban— mencionó triste —Pero aquí estoy como cada año, es algo triste porque me gustaría venir más seguido pero la psicóloga me dijo que eso podría ser tóxico para mí... Pero siempre pienso en ti...—Se sonrojó— Y en ocasión también pienso en Segismundo o en Gustabo...—

—¿Sólo en ocasiones?— Horacio al escuchar esa voz se tensó y giro rápidamente encontrándose con un chico con máscara de zombie

—¿Gustabo?— el joven se quitó la máscara dejando ver a su hermano sonriente.

—El mismo bebé— Horacio aún le miraba asustado.

—Pero ¿Qué haces aquí? Tienes que irte la policía te está buscando— Gustabo negó

—Buscan a un payaso, no a mi. Además...— se acercó más a Horacio —No nos vamos a quedar— Horacio le miro confundido

—¿Nos?— Gustabo asintió

—Es momento de que regreses con tu familia— Horacio le miro molesto

—Mi familia está aquí, tu te fuiste dejándome sólo— Gustabo borro rápidamente la sonrisa de su rostro

—¿Tu familia? No me hagas reír, ¿El montos de idiotas con lo que te juntas? Todos ellos te utiliza Horacio, te meten basura en la cabeza para que termines haciendo su voluntad— Horacio negó

—¿No te parece eso parecido?— Gustabo se molestó.

—¿Lo ves? Ya te metieron basura en la cabeza. ¿Piensas que te dejé? Si me quedaba nos llevarían presos a los dos, y nos separaría para siempre ¿Eso querías?— Horacio negó

—Aun así te fuiste, me dejaste solo por 3 putos años, ninguna señal de vida. PENSÉ QUE ALGO TE HABÍA PASADO GUSTABO— gritó— Pase momentos terribles. ¿Dónde estuviste todo este tiempo?— Gustabo escuchaba atento todo— Ni siquiera volviste por mi, dejaste que me llevarán a la estúpida casa hogar. Sé que tú y Segismundo se fueron juntos. Yo siempre fui un estorbo para ustedes, no puedes venía ahora a decir que eres mi familia. La familia no daña Gustabo...— Horacio trataba de contener las lágrimas

—Seguramente ahora estás muy alterado por eso dejaré pasar tu falta de respeto, tienes suerte que te conozca como si te hubiese parido y viniese preparado— Gustabo hizo una señal con la mano y otros dos chicos tomaron a Horacio de los brazos— Vamos a la camioneta, quiero ir a cenar— Horacio trataba de soltarse del agarre de ambos chicos —Tranquilo Horacio, ahora todo estará bien, porque estamos juntos de nuevo— Horacio estaba por responder cuando sintió un piquete en el cuello y todo se volvió oscuro— Ahora vámonos, no tardarán en darse cuenta que todo fue una trampa.—

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