44: Espía

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JiMin esbozó una sonrisa tan pequeña que apenas alzaba las comisuras de su boca, riéndose de sí mismo cuando no alcanzó la punta del árbol.

Su tío, Kim TaeHyung, se rió también. Más alegre. Feliz.

Definitivamente, él quiso un poco de eso...

-Te dije que no ibas a lograrlo este año tampoco. -El Omega embarazado se sentó en el sofá difícilmente. Continuó. -Tenía razón.

Su abuela resopló divertidamente.

-Oh, déjalo. Lleva años deseando poder alcanzar la punta del árbol para poner la estrella.

-¡Cuando tenía doce era tan lindo e insistente! Recuerdo que YoonGi tuvo que cargarlo en sus hombros para que finalmente nos dejara descansar de sus lamentos. -TaeHyung dijo.

Park JungKook pasó por detrás del sofá con una cesta llena de luces navideñas enredadas mientras soltaba una risita, diciendo: -Jamás olvidaré sus quejas. «¡Aigoo! ¡Aigoo!»* Fue todo lo que gritó durante cuatro horas.

JiMin sacudió la cabeza, sonrojándose por el recuerdo inminente de la ocasión en la que gritó por horas solo para conseguir colocar la estrella en lo alto del árbol de Navidad; y le pareció aún más absurdo y vergonzoso todavía no poder alcanzarlo por ser demasiado pequeño.

Suspiró profundamente.

¿No podía pensar en otra cosa que no fueran sus defectos por una vez?

«Solo una, por todos los demonios».

Estaba sensible de una manera en que no recordó estarlo nunca. Con los ojos punzando por las ganas aberrantes de llorar, su cabeza hecha un lío tenebroso y la nada desaparecida sin piedad alguna, burlándose de él incluso mientras estaba con las personas que más quería. Con sus tíos, su abuela. Cielos, era Navidad y no era capaz de salir del torrente de pensamientos tristes y desconsoladores.

Además, quería a SeokJin con un ansia que debería ser ilegal. Su lobo alocado inusualmente tranquilo en las profundidades, con las patas bajo la cabeza y las orejas caídas; abandonado a la soledad impuesta por su humano, odiándolo.

Era jodidamente devastador cuanto odio había...

Respiró. Tratando de evitar que su olor inundado en tristeza fuera lo suficientemente fuerte como para llegar a sus tíos, porque TaeHyung estaba embarazado, su abuela anciana y sus tíos no tenían por que cargar con él de nuevo.

Ya lo habían hecho durante toda su vida, ya lo habían hecho cuando cayó la primera vez por tener que dejar a SeokJin. No podía permitirse una tercera alteración a los aires familiares y felices de su manada.

No podía arruinarles la Navidad también.

No podía ser tan egoísta.

-JiMin. -Su tío YoonGi llamó. Se giró al alfa con ojos cansados imposibles de ocultar. -Alguien te busca.

Frunció el ceño y abrió la boca, cerrándola cuando la persona tras su tío le sonrió. Una sonrisita que acompañó el cabello castaño sobre la cabeza que rozaba la mitad de su cuello, el cuerpo delgado y el olor que siempre consideraba singular, a algodón de azúcar del otro Omega.

HueningKai se humedeció los labios, ensanchando la sonrisa en su boca con un deje juguetón después.

-Hola, Park JiMin-ssi. -Habló suavemente. JiMin parpadeó perplejo. -¿Podemos hablar? Es importante. -Dijo, llevando una mano a apartar un mechón de cabello de sus ojos con galantería.

JiMin tragó. -¿Cómo llegaste aquí?

-Hice un corto trabajo de espionaje. -Rió. Se encogió de hombros.

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