Habían pasado cuatro largas semanas. Cuatro semanas en las que JiMin sintió demasiadas cosas en poco tiempo, mientras era follado duro en una lujosa cama, en el baño o incluso en el suelo y la cocina de la mansión Kim. También en la oficina, pegado a la pared, inclinado sobre el escritorio o en la silla giratoria (olvidando la leve vergüenza que atravesó cuando saltó sobre el regazo del otro y la silla se movió estrepitosamente hacia atrás, terminando en el suelo de la oficina).
Todo había sido un espiral de placer que les daba a sus recuerdos un toque borroso entre los saltos y los orgasmos, entre los gemidos y el sudor. Entre el trabajo y su jefe.Por todos los cielos, su jefe era quien lo estaba follando. Claramente que tenía que hacer todo lo que podía para que no interfiriera esto con su trabajo de tiempo completo.
Y, antes de darse cuenta, todo esto se había convertido en una rutina. Repetitiva, cada día.
Primero, ir al trabajo. Segundo, sus folladas con el alfa -donde alcanzarán, fuera su casa o su oficina si estaban muy ansiosos-. Tercero, ir a su casa. Cuarto, esperar el siguiente día y repetir.
Era una rueda. Una película de placer de nunca acabar.
JiMin suspiró profundamente, poniendo ambas manos sobre el mostrador. Era mediodía, doce en punto. Estaba en la tienda mientras su cabeza parecía dispuesta a darle un merecido descanso y se esforzaba en aprovechar ese momento de paz.
Gratamente sorprendido se dio cuenta de que estaba logrando tenerlo. Sin dudas existenciales y regaños internos. Sin más que silencio y una mirada recelosa que dirigió a los clientes.
Demonios, nunca tenía suerte, recuerda haberlo dicho antes. No era posible que la tuviera ahora porque follaba con su jefe.
Vaya, de un beso a pensar en folladas...
—JiMin-ssi. —HyungSik llamó. JiMin le miró suavemente.
Espero la mala noticia del día.
—El señor Han dijo que va a dar algunos días libres para la remodelación del local. —Dijo despreocupado. Se encogió de hombros ligeramente. —Una semana o así, explico que le gustaría hablarlo más tarde para afinar detalles. Incluyendo nuestro pago.
JiMin ladeó la cabeza. —Está bien.
Estaba realmente muy bien... Algunas vacaciones no le irían tan mal; sinceramente estaba cansado de esta rutina pues, dejando de lado las folladas, había sido bastante aburrido. Además, quería demostrarse que podía romper esa fijación con que SeokJin lo jodiera cada noche.
Quizás, podía pasar los días en casa de su abuela. Lejos del radar del alfa.
No sonaba mal. No sonaba como una mala idea en absoluto.
Tenía que comprobar que tanto estaba necesitando las manos sobre él, después de todo. Si la respuesta era un ansioso demasiado, entonces estaría en aprietos. Si no, no había nada grave.
Desgraciadamente, tenía el presagio de más aprietos de los que podía contar los dedos de ambas manos.
JiMin resopló. Se despertó del trance en que estaba y se obligó a moverse de un lado a otro, ayudando a HyungSik con los pocos clientes que llenaban la tienda un caluroso jueves, cuando el centro comercial parecía ligeramente vacío.
Se perdió en las facturas, avisos de garantía y empaquetado de zapatos ya pagados. Ondeando por el sistema y haciendo cuentas, comprobando el movimiento del día y la afluencia de público.
Cuando la hora de almuerzo llegó y mientras acomodaba sus cosas en la sala de descanso -tomando de paso su celular. -, JiMin solo pensó en lo que tomaría para comer en la zona de cafeterías y pequeños restaurantes. Sin embargo, mientras se dirigía a la puerta encontró una sorpresa a la que le entrego una sonrisa.
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Your Voice
Fanfiction→JinMin →Omegaverse →Saga: peculiar 1/4 "La voz alfa es mala, JiMin somete al Omega y el alfa se aprovecha cuídate de ella, niño." Una voz de seducción puede desnudarte. Una voz alfa, en cambio, puede contener la fuerza de un éxtasis maravilloso en...