-¡¿Eh?! ¡¿Vives solo?! –Exclama Endou en cuanto le explico la situación en mi casa. Yo me limito a taparle la boca de un movimiento rápido a la vez que le indico que se calle, pues no quiero que nos pillen en la azotea...
-No es que viva solo, maldita sea. Mis padres se van de viaje muy a menudo, pero eso no significa que yo sea autosuficiente. Vivo con ellos, pero es como si no fuera así. ¿Lo entiendes? –Le pregunto quitando la mano de su boca. Cuando estamos solos sí le trato de forma más coloquial, pero en el club siempre le llamo “entrenador”.
-¿Hace más de un mes y medio que nos conocemos y no me habías hablado de esto aún? ¡Soy tu entrenador! ¡Tengo que saber la situación de mi equipo! –Me reprocha mientras yo sigo ocupado con mi almuerzo. Suspiro suavemente cerrando los ojos, mirándole cuando acabo de masticar.
-No he creído oportuno contarlo, eso es todo. No tengo razones para ocultarlo, pero nunca había salido el tema hasta ahora.
Me encojo de hombros mostrándole una pequeña sonrisa. El tiempo ha pasado volando... Hace ya un mes y medio desde aquel encontronazo en la entrada del instituto... Y hace ya un mes y medio que me uní al club de fútbol. Miyasaka me sigue hablando. Parece muy molesto conmigo, pero sobre todo con Endou. No le mira a la cara, huye descaradamente cada vez que se cruzan por los pasillos... Parece que le echa las culpas de que me fuera del club de atletismo, pero la culpa no la tiene nadie. Simplemente me atrajo la idea de jugar al fútbol, y se lo he explicado, pero no le entra en la cabeza esa idea.
-Puedes venir a mi casa cuando quieras, Kazemaru. No me gusta que vivas solo –comenta Endou con total tranquilidad tras unos segundos en silencio. Yo le miro completamente extrañado, sorprendido.
-¿Huh? ¿Ir a tu casa? –Niego un poco con la cabeza, mirándole a los ojos-. Eso sería demasiado trabajo para ti. No quiero molestarte.
-No es molestia –responde sonriéndome como solo él sabe hacer, de esa manera que hace que mi corazón se desboque y empiece a latir con mucha fuerza. ¿Por qué me pasa todo esto...?-. Es más, me encantaría que vinieras, Kazemaru. Me encanta estar contigo.
Su pequeña confesión me hace abrir los ojos algo más y sonrojarme con suavidad. Aparto la mirada, tratando de cubrir mi rostro con mi flequillo. Pero antes de que pueda responder, el timbre de fin del almuerzo suena. Salvado por la campana... Me levando de un salto a la vez que cojo mi bento y me dirijo hacia la puerta rápidamente mientras me despido.
-¡Ha sido muy interesante la charla, Endou, pero tengo que irme...! ¡Nos vemos! –Exclamo mientras abro la puerta, intentando no tartamudear por los nervios, pero me es imposible.
-¡Claro, Kazemaru! ¡Hasta luego! ¡No llegues tarde al entrenamiento!
Y, sin más, me voy de la azotea, cerrando la puerta tras de mí. ¿Por qué me pongo tan nervioso cuando hablo con él...? Es solo mi entrenador...
Después del entrenamiento llego a mi casa. Hoy hemos terminado algo más temprano, así que me da tiempo de ducharme y hacerme algo de cenar. No quiero volver a comer ramen instantáneo. Pero antes he de ponerme el pijama. Ya no tengo que salir más, así que me pondré cómodo y ya empezaré a hacer la cena.
Unos quince minutos más tarde bajo las escaleras de mi casa, ya con el pijama celeste puesto y una toalla al cuello para que mi pelo no moje la ropa. He optado por dejar que mi pelo se seque al aire esta vez. Muchos me envidian por mi cabello... aunque la mayoría son chicas... Mi largo pelo azul llama bastante la atención de muchos, pero a la vez eso me hace parecer afeminado, o esos son los comentarios del instituto. De todos modos, a mí eso me da igual. Yo estoy a gusto con mi aspecto, así que no pienso dejarme llevar por nada ni por nadie. No es que me considere un “sex-symbol” ni nada parecido, pero no odio cómo soy. En fin, dejando esos pensamientos aparte... Me dirijo a la cocina sin más demora para poder comprobar qué tengo en la nevera y a ver qué ceno, pero entonces alguien llama a la puerta. ¿Quién podrá ser? Voy en seguida hacia la entrada y abro la puerta para ver a la persona que se hallaba tras la puerta... Y lo que vi me dejó muy sorprendido.
-¿Endou? ¿Qué estás haciendo aquí? –Pregunto al verle ahí plantado, sonriendo como siempre.
-¿Nunca te han dicho que no debes abrir la puerta sin comprobar antes quién es? –Soltó una risa divertida, llevando una de sus manos a su cadera-. Y menos aún si estás solo en casa, vas en pijama y llevas el pelo suelto. Eso te hace ser más adorable de lo que ya eres.
Sus palabras me sacan un sonrojo notable. Frunzo el ceño avergonzado y aparto la mirada, enfurruñado.
-¡No soy adorable! ¡Deja de decir eso...! –Exclamo en seguida, oyendo la risa del castaño al segundo.
-Oh, vamos, ¿vas a responderme así incluso cuando vengo a cenar contigo?
Con esas palabras solo puedo mirarle de golpe, sorprendido. ¿Acababa de auto-invitarse a cenar aquí conmigo?
-¿Cenar conmigo?
-Así es –alzó un poco su brazo derecho, enseñándome una bolsa de plástico que llevaba en la mano-. Como me dijiste que tus padres estaban de viaje, pensé que seguramente te sentirías solo y decidí comprar cosas para venir a verte y cenar juntos –no puedo reaccionar ante esto... ¿Endou ha venido aquí por mí...? De repente escucho una pequeña risa suya-. Sé que esto es algo extraño, entrenador y jugador almorzando y cenando juntos, pero...
No dejo que termine la frase, pues ya me encargo yo de interrumpirle, sin poder contenerme más.
-P-pasa, pasa... –Le digo echándome a un lado de la puerta, dejándole pasar. Endou me mira algo sorprendido, pero en seguida me sonríe de nuevo y entra, acariciándome la cabeza con suavidad cuando pasa por mi lado.
-Gracias, Kazemaru... –Me susurra, haciendo que tenga que apartar la mirada de nuevo, sonrojado.
Cierro la puerta cuando ya está dentro, mirándole entonces.
-La cocina está por aquí. Sígueme... –Le digo a la vez que me dirijo a la cocina, mirándole de reojo para comprobar que me seguía. Al llegar a nuestro destino, Endou coloca la bolsa en la encimera-. ¿Qué has traído?
-Pues... –Empieza a sacar cosas sonriendo con levedad mientras me habla-. He traído todo lo necesario para hacer arroz con curry. ¿Te parece buena idea? –Pregunta mirándome en cuanto terminó de vaciar la bolsa. Yo asiento un par de veces.
-Sí. Lo cierto es que adoro el arroz con curry y hacía mucho tiempo que no lo comía –me río con suavidad, rascándome la nuca. Entonces, Endou amplía su sonrisa y asiente una vez, convencido.
-Entonces me pondré manos a la obra. Te prepararé el mejor arroz con curry que hayas comido en tu vida.
Dice a la vez que coge lo necesario para empezar a cocinar. Yo pongo una mano sobre su brazo y le miro seriamente.
-Es mi casa. Cocinaré yo. No voy a dejar que lo hagas tú...
Endou se detiene, mirándome algo desconcertado por mi agarre. Pero en cuanto acabo de hablar, me sonríe con ternura, incluso entrecerrando los ojos, y se agacha un poco para besarme la frente suavemente. Ese gesto hace que mis mejillas se tiñan con un sonrojo notable y mi corazón comience a latir con mucha fuerza.
-Eres demasiado tierno... cada vez me...
Pero se queda callado, y yo me muero de la intriga...
-¿Cada vez... te...?
Endou niega con la cabeza, mirándome a los ojos.
-Algún día te lo diré, no te preocupes.
Mi primera reacción es fruncir el ceño un poco, pero entonces decido que quizás es mejor dejar que me lo diga cuando él quiera.
-Está bien. Estaré esperando la continuación de esa frase.
Me dedica una sonrisa amable, a la cual respondo con otra. Me parece... que me está empezando a gustar mucho estar con Endou... demasiado...
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Inazuma Eleven FanFiction - Amor... ¿imposible? [EnKaze]
FanfictionKazemaru, un adolescente de quince años, estudia en el instituto Raimon. Su vida transcurre normalmente día a día. Vive prácticamente solo porque sus padres se pasan la vida viajando, pasa las tardes en el club de atletismo... Hasta que un día, un e...