Dos días... Dos eternos días han pasado desde que Edgar ha empezado a usarme a su antojo. Dos días en los que ha venido a mi casa y... no quería usar esta palabra, pero sí... me ha violado... Me siento sucio, como si fuera un juguete... Y no puedo acudir a nadie o Endou será despedido... Mierda... Ahora comienza otro día de entrenamiento, y puedo asegurar que es algo que odio en estos momentos... No quiero tener que volver a ver a Edgar... Endou, llega pronto, por favor... He hablado con él por teléfono, y me ha preguntado una y otra vez que si todo va bien. Yo no lo he contado nada... No quiero que tenga que preocuparse por más cosas, pero... necesito ayuda...
-Kazemaru –me llama Edgar desde el banquillo. Yo dirijo la mirada hacia él, parado en la defensa-. Estás distraído. ¿Ocurre algo?
¿Que si ocurre algo? ¡Claro que ocurre...! Eso me hubiera gustado responderle, pero me limito a negar con la cabeza y a mostrarle una leve sonrisa.
-Es solo que no he dormido bien esta noche, entrenador –me excuso sin dudar, esperando que se lo crea. Edgar ladea una sonrisa y suspira suavemente.
-Ya veo. Entonces lo mejor será que salgas del campo. Puedes irte a casa si quieres –me propone. No puedo creerlo. Sea lo que sea lo que hay ahí arriba, ha escuchado mis plegarias. Contengo una sonrisa de felicidad y asiento un par de veces antes de salir del campo, despidiéndome de mis compañeros.
En menos de medio minuto ya estoy en el club, recogiendo mis cosas rápidamente. En un abrir y cerrar de ojos me he puesto el chándal del instituto y me doy la vuelta para ir hacia la puerta, pero... allí está Edgar.
-Entrenador...
-¿Crees que voy a dejar que te vayas así como así? Ven aquí, Kazemaru.
El mayor entra en la pequeña caseta y cierra la puerta con el pestillo, aunque no estoy seguro de si es para que nadie pueda entrar o para que yo no pueda escapar... Sin esperar ni un segundo, se abalanza sobre mí, agarrándome por la cintura y acercándome a él sin miramientos para plantarme un intenso beso en los labios. Mi primera intención es apartarle, pero en seguida recuerdo la amenaza... Mierda... No tengo otra opción... debo dejarme... Me aferro a su sudadera tembloroso, sintiendo cómo la lengua del mayor recorre toda mi boca sin pausa mientras me lleva hasta la pared más cercana, acorralándome en esta. Apenas puedo respirar... Una mano de Edgar me quita la cremallera de la sudadera rápidamente, metiéndose entonces dentro de mi camiseta para recorrer mi pecho rápidamente y detenerse en uno de mis pezones, pellizcándolo con fuerza, pero a la vez estratégicamente para darme placer. Un gemido se escapa de mi garganta y, entonces, Edgar se separa del beso un poco, lo justo para poder hablar.
-Ni se te ocurra hacer ningún ruido. No quiero que nadie nos descubra, ¿de acuerdo? Pórtate bien...
Susurra y vuelve a atacar mis labios. Lo que me faltaba... para colmo tengo órdenes... Su mano libre, mientras la otra estaba ocupara en pellizcar mis pezones, bajó, metiéndose por mi pantalón y mis calzoncillos para agarrar mi miembro, el cual está comenzando a endurecerse. Me odio a mí mismo por dejar que mi cuerpo reaccione ante los roces de este hombre... Comienza a masturbarme, y yo cierro los ojos con fuerza, intentando contener los gemidos que está a punto de arrancarme. La mano que estaba en mi pecho baja junto a la otra, pero esta se va hacia mi trasero, rozando mi entrada con dos dedos e introduciéndolos con suavidad, pero moviéndolos entonces rápidamente para dilatarme. La noto irritada a causa de estos dos días atrás... pero no puedo quejarme. La excitación se está apoderando de mi cuerpo... no quiero que eso pase... Unos segundos más tarde, Edgar se separa del beso, sacando sus dedos de mi interior y dándome la vuelta. Apoyo las manos en la pared, jadeando, y escucho que se desabrocha el pantalón.
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Inazuma Eleven FanFiction - Amor... ¿imposible? [EnKaze]
FanfictionKazemaru, un adolescente de quince años, estudia en el instituto Raimon. Su vida transcurre normalmente día a día. Vive prácticamente solo porque sus padres se pasan la vida viajando, pasa las tardes en el club de atletismo... Hasta que un día, un e...