C & C

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Camila

Me hallaba en las bancas del gimnasio escolar con un libro entre las manos. Las palabras se escurrían por las endebles páginas, mas no podía centrarme correctamente en ninguna de ellas. Una espesa incertidumbre se cernía a segundos por mi mente, como si el inconstante latir de mi corazón agravara dicha estadía sentimental. Mi cerebro pulsaba en una retahíla de emociones cruzadas desde aquel domingo y ya sentía el agotamiento psicológico por estar tres semanas dándole vueltas al mismo asunto.

Flashback

En mi sangre viajaba una cantidad considerable de alcohol, capaz de dejarme lela por el resto del día. Escuchaba las risas y reproches de mis nuevos amigos, sin embargo, la cercanía de Shawn hacía trabajar el doble a mis glándulas sudoríparas y los iris esmeraldas de Lauren acumulaban más girones para mi maltratado y alcoholizado estómago. En la piscina experimenté un calor inaudito al chocar con la morena, para ser intensificado cuando me aferré al cuerpo del castaño. Los dos estaban consumiendo la poca cordura que me caracterizaba. Sus interacciones me mantuvieron enajenada de la cadena de retos hasta que mi nombre brotó de las cuerdas vocales de Verónica. En ese momento fui testigo de cómo mi ser se desconectaba de cada arista fisiológica posible. A pesar de la negativa inicial de Lauren, observé su acercamiento parsimonioso. Me estaba dando la opción de alejarme, no obstante, mis ridículos y sensuales deseos carnales rogaban por sentir el toque de sus apetitosos labios. ¿Iba a entregarle mi primer beso a una persona que me odiaba hace 24 horas atrás y que para colmo era una chica? Sí, absolutamente. Tener la oportunidad de besar a Lauren Jauregui no se repetiría nunca más en mi miserable vida. Contuve la respiración cuando su boca presionó la mía mientras una mano acunaba mi mejilla. El sabor agridulce de la piña se fundía con el vodka, logrando la esencia perfecta que no tardé en consumir con cierto desespero. La unión no pasó de los toques suaves de nuestros labios, pero me visualicé en un universo paralelo donde sólo éramos ella y yo. Tuve que detener el contacto al darme cuenta de las ideas que atravesaban mi fuero interno. Sus ojos se abrieron despacio, desatando otra vez esa sensación dañina para mi salud mental. Pellizcó mi nariz con ternura e ignoró que cinco personas nos analizaban con notables expresiones de sorpresa.

- ¿Contenta, Iglesias? – Escuché la voz ronca de Lauren en medio de mi trance.

Vero asintió aún manteniendo los párpados tan separados que podría jurar que las pestañas se ensamblaban a las cejas. En cambio, la mirada de Shawn encendió una vez más la llama que comenzaba a prenderse en mí. Me adentraba a un terreno peligroso y lo peor era que no me importaba en lo más mínimo.

- ¡Cuidado!

La advertencia llegó demasiado tarde pues el balón acababa de dar de lleno en mi cara, haciéndome caer sobre el banco de madera en una posición nada agradable ni digna de ver. Una chica se acercó a mí de inmediato, con una mueca de pena ajena y arrepentimiento. Me tendió una mano, la cual acepté un tanto aturdida todavía por el fuerte golpe. La gigante rubia – o eso me pareció desde mi lugar en el asiento – inspeccionó mi rostro con detenimiento, soltando un suspiro de alivio. Aunque mis músculos faciales estaban paralizados por completo, parecía que no tendría males mayores.

- Disculpa por eso, chica. – Habló con una leve sonrisa.

- No pasa nada, creo que el gimnasio no es el mejor lugar para leer.

- Hey, tú estás en mis clases de Biología, Historia y Química. Eres la nueva, ¿no?

- Sí. – Dije, intentando encontrarla en mi registro mental. – Oh, ya te recuerdo. Eres la que siempre habla de Beyoncé con la profesora Spears y está en el equipo de baloncesto.

¿Ella o Yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora