"Beautiful Eyes"

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Lauren

Me encantaba la playa, pero más me encantaba Camila. Nunca nadie me había hecho sentir tan bien con su mera presencia. Sus ojos chocolates encandilaban con el brillo de excelsa felicidad. No me pregunten por qué corretear como párvula inconsciente la divertía tanto, sin embargo, eso me atraía de ella. Su desparpajo, su amor por las cosas simples, su risa infantil… Camila era sinónimo de vida y yo anhelaba empaparme de esa sensación. De respirar sin sentir dolor, de abrir mi alma sin miedo a ser rechazada por expresarme como yo misma. Cuando estaba con ella me olvidaba por completo de Shawn. Y eso me gustaba.

Terminamos de jugar como dos niñas para volver a sentarnos en la solitaria orilla. El Sol se alzaba en el medio del cielo y el estómago de la menor gruñó en señal de reclamo. Separé una rebanada de pizza para ella, aunque ya estaba helada. Su hambruna pareció ser más importante que el detalle de la temperatura del alimento. Cuando la caja fue consumida en su totalidad – que si es por la cubana hubiese comido hasta el cartón – me dediqué a analizarla. Tenía la melena recogida en un alborotado moño, con algunas mechas escapando de la sujeción de su peinado, las rodillas flexionadas contra el pecho, los pies desnudos dibujando patrones incoherentes en la arena, una tenue sonrisa plasmada en sus regordetes labios. ¡Dios, es perfecta! Aclamé en mi fuero interno. Podía pasarme horas contemplándola sin descanso, no obstante, sabía que las cosas entre las dos debían ser aclaradas. Ni yo iba a permitirme ser la segunda opción de nadie ni mi mejor amigo merecía ser engañado con tanto cinismo bajo su propia nariz. ¿Qué pensaba ella a cerca de nosotras? ¿Qué estábamos haciendo? Como si fuese capaz de escuchar mis interrogantes personales, alzó la cabeza para posar sus fanales en los míos, estremeciéndome con las dudas que teñían la oscuridad de sus pupilas. Tal vez lo nuestro no era para analizar mucho sino para vivirlo, como esa llama crepitante en la hoguera que calentaba las noches de acampadas y se iba extinguiendo, pero todos se quedaban contemplando hasta que se mezclaba con el resto de ramas carbonizadas. Tal vez ella había llegado a mí para componer las piezas de mi corazón destrozado por un chico, y cuando estuviese armada nuevamente, ella se marcharía. Porque habían personas que entraban a nuestras vidas con un único propósito, así que una vez cumplido, debían partir. No todos estaban predestinados a quedarse, tan simple y desgarrador como eso.

Detrás de su hombro, divisé una torre de socorristas que parecía bastante desocupada. En la temporada de verano se apreciaban a los salvavidas constantemente a su alrededor, sin embargo, el húmedo invierno de Miami no ameritaba un arribo constante de bañistas, por lo que ese trabajo no era rentable en esta época del año. Deseaba tanto a esta chica que moría por más que un par de besos con el océano acompañándonos. Tomé su mano, impulsándola cerca de mí. Me miró confundida, sin embargo, corrió a mi paso hasta llegar a las arcaicas escaleras de madera. Subimos con cuidado de no pisar ninguna astilla sobresaliente o de llamar la atención de las pocas personas que paseaban por la playa.

- La puerta está cerrada con llave, Lern. ¿Cómo se supone que entremos?

- Algo se me ocurrirá, Camz.

Después de varios minutos ideando un plan de allanamiento, encontré una pequeña falla en el “gran sistema de protección” del local. Una de las ventanas estaba parcialmente abierta, así que sólo terminé de levantarla y pasé mi cuerpo al interior, abriendo la puerta para la pequeña chica que se notaba demasiado asustada como para reaccionar con naturalidad.

- Hey, Boo, nadie nos descubrirá aquí. – Intenté calmarla, besando su mejilla con ternura, la cual se tiñó de un ligero color rosa. – Creí que te gustaría un poco de privacidad.

Ella agachó el rostro, ocultándome sus preciosas facciones mientras inspeccionaba la escasez de objetos que resguardaban aquellas cuatro paredes. Su cara se iluminó en cuánto encontró una guitarra acústica, un tanto empolvada por los meses en desuso. Me senté en el desgastado piso, viéndola afinar el instrumento por largos minutos que se me hicieron hermosos. Me gustaba cómo se perdía a sí misma en actos de puro placer artístico. Mis ojos nunca se despegaron de ella, lo cual ella percibió, sin embargo, me ignoró hasta que logró su cometido. Colocó su menuda figura frente a mí, sentándose en posición de indio y acomodando la guitarra sobre sus piernas.

- Me prometiste algo que aún no se ha cumplido: escuchar una canción “cursi” que habla sobre amor de Taylor Swift. – Sonreí, teniendo una idea de a dónde se dirigía con aquel improvisado monólogo. – Por lo tanto, es mi deber como Swiftie mostrarte un mundo de sentimientos convertidos en música. Y si tú me describiste con una palabra, yo lo haré con una canción.

Your beautiful eyes.
(Tus hermosos ojos)
Stare right into my eyes.
(Miran fijamente a los míos)
And sometimes I think of you late at night.
(Y a veces pienso en ti, tarde en la noche)
I don’t know why.
(No sé por qué)
I want to be somewhere where you are.
(Quiero ser el lugar donde estás)
(…)
You’re here, your eyes are looking into mine.
(Estás aquí, tus ojos están mirando los míos)
So, baby, make me fly.
(Así que, bebé, hazme volar)
My heart has never felt this way before.
(Mi corazón nunca se ha sentido de esta forma antes)
I’m looking through your...
(Estoy mirando a través de tus…)
I’m looking through your eyes.
(Estoy mirando a través de tus ojos)

Mis ojos se abnegaron en lágrimas. ¿Cómo alguien podía ser tan perfecta en todos los sentidos? Finalizó la canción, con sus lagrimales también acuosos. Alejó el instrumento de sí y se abalanzó hacia mis brazos, que ya la esperaban deseosos de apretarla en un acogedor abrazo. Su fragancia me desestabilizó por enésima vez en el día, haciéndome débil bajo el toque de su suave piel. 

- Amo tus ojos. – Murmuró contra mi cuello.

- Te quiero, Camz. – Respondí de igual forma.

Sería muy precipitado decir “te amo”, aún debía aclarar este enredo sentimental en el que estaba sumergida, pero la quería. Por todo lo que representaba la latina en mi vida, por los aspectos en común que compartíamos, por la incipiente y turbulenta amistad que manteníamos, por ser Camila Cabello. La quería a rabiar y en ese entonces no era consciente de todas las locuras que cometería sólo por mantenerla a mi lado. Sin embargo hoy, un día común de mediados de noviembre de 2012, hice una silente promesa: entregarme en cuerpo y alma a ella, sin importarme las consecuencias que me deparara el porvenir por dejarme arrastrar en este bucle infinito de lujuria, conflictos y amor.

- Yo también te quiero, Lern Jergi. – Dijo antes de besarme con pasión.

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Hola, bellas criaturas del inframundo...
Ya saben: capítulo corto es recompensado con otro capítulo casi seguido.
Advertencia: algunas escenas +18 en el siguiente.😏🙈
Xoxo💗

¿Ella o Yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora