Camila
El cuerpo de Lauren era como ese ideal griego de perfección. Y sí, tal vez no tuviera las mejores proporciones, ni la estatura de una modelo profesional, pero para mí era hermosa. Llevaba un año y medio perdida en sus ojos verdes, serpenteando en sus cardíacas curvas, inmersa en el gusto y la textura de su nívea piel. Casi podía reclamarla como mía, sin embargo, mi cobardía impedía que desatara las cuerdas que me mantenían unida a Shawn, y no podían culparme porque después de casi dos años de estar juntos, nuestra relación marchaba perfectamente, más ahora que compartíamos el amor de la ojiverde. Él creía que no me había enterado de sus secretos encuentros con ella, no obstante, mi leal mejor amiga los había descubierto en más de una ocasión. Al principio estaba tan enfadada que había coqueteado con la idea de alejarme de los dos, sobre todo del canadiense por haberme engañado y mentido con tanto descaro. Luego pensé mejor en la situación: la compañía de Shawn no me molestaba, además significaba mi escudo ante el temor de declararme abiertamente bisexual; a Lauren la quería a rabiar, pero ella había vuelto a traicionar mi confianza, así que decidí continuar con nuestros fogosos encuentros sexuales, mientras le bordaba esperanzas para irla controlando de a poco. Ellos habían empezado el juego, yo sólo los seguiría.
- Ya no te reconozco, Chancho. – Expresó Dinah con cierta decepción en su rostro.
- Tú me apoyaste al principio de todo esto. Ya es demasiado tarde para juzgarme, ¿no crees? – Respondí a la vez que me miraba al espejo y retocaba mi maquillaje.
- Te apoyé inicialmente porque pensé que dejarías atrás ese absurdo recelo con respecto a Lauren y te darías cuenta de que estás colada por ella hasta los huesos.
- Ella se acostó con mi novio mientras intentaba “demostrar” su amor por mí.
- No la culpo, Camila. Estuvo seis meses detrás de ti como perrito faldero y tú seguías con Shawn, mintiéndole a ambos y generando una ilusión en Lolo que terminará con el corazón roto.
- No me ama tanto como decía. – Mascullé, concentrada en alisar los pliegues de mi vestido.
- Esta no es la Camila que solía ser mi mejor amiga. – Comentó dolida. – Eres una cobarde.
- Tu psicología inversa no funcionará conmigo.
- Me duele verte así, Karla. En tus citas con Shawn la pasabas bien, pero cuando era el turno de Lauren llegabas al día siguiente con una sonrisa colosal. Tú misma aceptaste que ella te satisfacía más en la cama que tu novio. Después de todo, la estás utilizando cuando esa chica te entregó su corazón en bandeja de plata.
- Le estoy devolviendo el golpe. – Me encogí de hombros.
- ¿Golpe? La vas a destrozar. – La polinesia hizo una mueca de desagrado. – Lauren está dispuesta a abandonar muchas cosas por ti.
- ¿A qué te refieres? – Inquirí curiosa.
- No te lo diré porque no te lo mereces.
- Vamos, Cheechee, no seas mala. – Le dediqué un mohín. Ella rodó los ojos.
- Por mucho que te odie en este momento, sabes que no puedo resistirme a esos pucheros manipuladores. – Suspiró derrotada. – Una de las universidades de sus sueños es UCLA pero no sabe si aplicar a esta por estar al otro lado del país. Lolo realmente confía en que dejarás a Mendes cuando él termine el bachillerato.
- ¿Ella dijo eso?
- Eso y tantas cosas más que a veces no sé cómo puedes dudar de su amor.
- Está teniendo sexo con mi novio. Eso es motivo suficiente para crear dudas. – Respondí simplemente.
- ¡Entiéndelo, Camila! Lauren estaba enamorada de Shawn hasta que llegaste tú. – Abrí los ojos, conmocionada por la confesión de la rubia que parecía estar soltando llamaradas por sus ojos cafés. – Ella sólo se acuesta con él porque tu novio: “el chico perfecto, el que me ama ciegamente, el que está siendo manipulado por Lauren para tener relaciones, el amor de mi vida”, le insistió tanto que ella terminó cediendo a esos sentimientos que conservaba. ¿Sabes por qué? Porque Lolo sólo se ha esforzado para mostrarte cómo su corazón late por ti, se ha gastado lo que tiene y lo que no para cumplir tus caprichos, para entregarte regalos especiales. ¿Y qué has hecho tú? Tenerla arrastrándose para que le seas recíproca, entregándole migajas de tu cuerpo porque ni siquiera te has decidido en más de un año a dar ese paso que te mueres por dar. Ella te ama a ti, Camila, pero tal vez sea demasiado tarde.
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¿Ella o Yo?
FanfictionLlegó a mi vida cuando tenía nueve años. Para mi décimo cumpleaños éramos mejores amigos. Nuestra amistad marchaba sin problemas, hasta que apreció ella...