Lauren
*5 años después*
Hoy era de esos días en los que despertaba y no quería hacer más nada que no incluyera un buen café, mi cómoda cama y los cientos de fotos de Camila que aún conservaba. Para qué iba a mentirles: la extrañaba. Pero si algo me había prometido a mí misma desde que abordé aquel avión con destino a Los Ángeles, era que me daría el amor propio que tanto merecía. Eso se reflejó en tomar decisiones desgarradoras, como el decirles adiós a mis amigos, al menos hasta encontrarme a mí misma otra vez. Mi familia era la conocedora de cuál era mi paradero porque luego de pasar las vacaciones en casa de mis tíos en California, viajé hacia New York, mi nuevo hogar por los próximos años.
Me enamoré de esa ciudad desde que tomé el primer taxi. Los atardeceres en Central Park eran mis favoritos porque me recordaban a aquellas largas conversaciones que solía tener con Camila, donde me confesaba que su sueño era vivir en la Gran Manzana, comer hot dogs todos los días y enamorarse a cada segundo. Entonces le respondía que no podía esperar para mudarme. Así que aquí estaba yo, refugiándome de la persona que más había amado y la que más me había lastimado en la ciudad de sus fantasías. Pero ese era el dilema: aunque nos hubiésemos lastimado, siempre fue amor. Para mí siempre se trataría del amor.
Tal vez ella renunció a sus sueños, por eso ya sumaban cinco los años sin noticias de la latina. Había preferido mantener las distancias. Mis últimos meses en Miami no habían sido los mejores, sin embargo, disfruté de los míseros momentos que me regalaba ella.
¿Por qué terminé acostándome con Shawn? La historia es menos compleja de lo que creen. Mi dolor por ser el segundo plato de Camila menguó cuando los labios de mi mejor amigo se posaron sobre los míos. Sí, tuve sexo con él en varias oportunidades, sin embargo, ya no existía ese enamoramiento asfixiante que sentí en los inicios de mi adolescencia. Todo fue cuestión de descargar mi frustración con alguien a quien quería mucho, pero no más que a ella.
¿Cómo llevamos a cabo la elaboración del ménage à trois? Shawn me conocía desde hacía una década, así que se dio cuenta de mis cambios de actitud cuando la cubana merodeaba por nuestro alrededor. A él le parecía excelso el hecho de que fuese la amante de su novia porque era como cumplir su fantasía a un noventa por ciento. Accedí a compartir una noche con los dos para abrir mis horizontes experimentales; también para darle fin a esa etapa de mi vida. Sería mi despedida para ambos. No negaría que había sido excitante, pero ver las manos de Shawn sobre la delicada silueta de Camila me bañó de rabia. Entonces afiancé mi anticipada sentencia: irme. ¿Cuál era el punto de seguir ahí para ella cuando no me trataba más allá de lo que era? Su amante. La tercera en discordia. La que ocultaba en las sombras de su habitación cuando necesitaba sexo apasionado. Había estado demasiado tiempo con el pecho abierto para que apreciara cómo mi corazón latía alborozado por ella. Era hora de cerrar esa herida.
Y como hoy era esos días que dedicaba a recordarla, busqué la caja celeste que guardaba en mi clóset y atesoraba una parte importante de mí. Camila.
Hay momentos de la vida que se definen con sucesos extraordinarios. Otros, en cambio, son definidos por una persona. Y mi persona era Camila. Porque siempre llegaría alguien para marcarnos de maneras irrevocables. Ella significaba ese paseo por la playa, la textura de un libro nuevo, el olor a lluvia y primavera, la carcajada de un niño, la ternura de un cachorro, la banana – perdón, el plátano –, la vida… Ella encerraba mis cosas favoritas en sí, y es lo que más amaba de Camila. Su huella en mi alma era como las patitas de un perro en el cemento fresco: arruinaban la perfección. Pero no de manera negativa. Para mí, la simetría y la perfección eran lo más aburrido del mundo. Así que la petisa simbolizaba la diversión, la belleza en lo imperfecto. Aún recuerdo cuando le confié mi primera vez, incluso sin estar totalmente segura de mis sentimientos pues en el fondo sabía que era ella. El punto es que ese día la describí como vida. Todavía hoy sigo creyendo que la vida es finita para compararse con Camz.
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¿Ella o Yo?
FanfictionLlegó a mi vida cuando tenía nueve años. Para mi décimo cumpleaños éramos mejores amigos. Nuestra amistad marchaba sin problemas, hasta que apreció ella...