Jealous

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*Canción Sugerida*
Jealous - Nick Jonas

Camila

Una patada en la zona lumbar hubiese dolido menos que la compartición de mis horas de descanso junto a Lauren. Como si no fuese una labor lo suficientemente ardua tener que desconocer su presencia en la escuela para tener que doblegar mis esfuerzos en este viaje. ¿A quién se le ocurría juntar a la familia de su yerno, a la de la chica que sacó del closet a su hija y a la suya propia en una cabaña en el medio de la nada? A mis padres. Merecían un Premio Nobel a “Idea del Siglo”. Y de paso debían entregarme a mí un Récord Guinness de más orgasmos fingidos con Shawn. ¿Qué esperaban? ¿Qué le fuera fiel a la persona que me entregó su primera vez y después dejó de hablarme sin explicaciones? Al menos intimar con él llegaba a ser placentero a veces, siempre y cuando no imaginara ese par de esmeraldas, porque entonces me perdía en mi mente y el dolor volvía a golpearme con fuerza.

Acababa de salir de la ducha y estaba dispuesta a dormir sin interrupciones hasta el día siguiente, sin embargo, la figura de Lauren frente a la ventana de nuestra habitación me dejó sin respuesta motora. Su melena azabache recorría su espalda hasta rozar el nacimiento de sus pechos, llevaba una vestimenta tan sencilla que la hacían ver más preciosa así: al natural. Una sudadera dos tallas más grandes, unos pantalones de chándal grises y sus pies descalzos. Me paralicé todavía más cuando sus ojos encontraron los míos. Necesitaba negarme a mí misma que no extrañaba para nada la calidez de sus orbes verdes cada vez que impactaban mi cuerpo. Porque estaba segura de que esos ojos eran capaces de acariciarme hasta el alma en un raudo pestañeo. Caminó indecisa hacia mí, y yo retrocedí como método de defensa propia. No vacilaría ni un segundo delante de ella; no caería en sus redes. Ni siquiera estaba segura de qué haría la morena, no obstante, prefería ser precavida. Un mínimo contacto con ella y echaría por la borda todos mis esfuerzos de mantenerme aislada del mundo particular de Lauren Jauregui. Como había dicho anteriormente: no sería su juguete. Ella se detuvo a un metro de mí, sin embargo, mi exagerado cerebro aclamaba más separación. La ojiverde se aclaró la garganta. Iba a hablarme luego de más de un mes sin dedicarme siquiera un “hola” o un “lo siento, Camila, fue un gusto follar contigo pero no es lo que quiero”.

- Yo… – Se revolvió el cabello en un acto de nerviosismo. – Quería saber en qué lado de la cama vas a dormir.

Dejé escapar el aliento que no sabía que había retenido desde que ella comenzó a hablar. Me colé debajo del edredón, en el lado izquierdo porque estaba más cerca de la puerta y podía utilizar esa ventaja para cuando necesitara huir de Lauren. No es que ella me fuese a violar o algo por el estilo, la que no estaba segura de qué haría con ella era yo. Posiblemente la ahogaría con la almohada mientras dormía como castigo por desestabilizar mi seguridad emocional. Mis macabros pensamientos quedaron en suspenso cuando la chica se acostó en el mullido colchón. Pasaron aproximadamente quince minutos para que el sueño comenzara a hacerse presente, mas abrí los ojos de golpe porque una pierna había caído en mi cadera y un brazo reposaba en mi vientre. Intenté apartarla sin despertarla, pero ella no cedía a mis intentos. Había olvidado que la morena tenía el sueño pesado.

- Lauren. – La sacudí un poco. Sólo logré un gruñido de protesta. – Lauren, muévete. – Ella se pegó más a mí, murmurando oraciones que se asemejaban más a un cántico satánico que a palabras regulares. – Joder, Lauren, que me aplastas.

- Cinco minutos más, mamá. – Entendí entre sus quejidos.

- No soy tu madre, Jauregui. Suéltame.

- Tengo frío. – Dijo aún soñolienta, afianzando su agarre en mi cuerpo. – Qué bien hueles, mamá. – Inhaló el perfume de mi cuello y yo me estremecí.

¿Ella o Yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora