Lauren
Reclamarle a Shawn de aquella forma no hubiese sido lo más idóneo, dado el nivel de cinismo e hipocresía que me dominaban, sin embargo, fue la solución a mi dilema. O eso pensé. Besarlo de nuevo se sintió bien. Experimenté el paquete de enamorada completo: mariposas en el vientre, palmas sudadas y el desespero de continuar con el contacto. Cuando nos separamos para respirar, todo estalló en mi mente y la culpa dio de lleno en mi cara. Camila. Camila. Camila. Era en lo único que podía pensar luego del intenso morreo con su novio. ¿Por qué cuando la besé a ella no me sentí culpable y ahora que lo besaba a él me sentía fatal? Y aunque en ese mes separada de ambos ayudó para eximir mi error, los eché tanto de menos. Bloqueé todo tipo de comunicación con la pareja. Lo que sabía de ellos era gracias a Dinah, que se había convertido en mi agente infiltrada. En cambio, comencé a cambiar aspectos de mi vida como aumentar mi vida social y extraescolar, me di la oportunidad de asistir a citas, fiestas. Coqueteaba más a menudo y estaba planeando un ligero cambio de imagen. Llevaba 16 años de mi vida con el mismo color castaño oscuro, por lo que mi melena necesitaba renovarse. Ese necesario alejamiento me sirvió para darme cuenta de que sí, aún amaba a Shawn y me sentía fuertemente atraída por Camila, pero no cambiaría mi estabilidad mental por un desliz emocional. Verónica y Dinah habían sido un gran apoyo en esos días, recordándome que lo más importante era yo, que debía amarme primero para poder amar después.
Acepté la invitación de Luis Felipe al baile de invierno sólo para molestar a Vero. Ella decía que podía tener a media escuela a mis pies, que no tenía necesidad de dañar mi “reputación” con semejante espécimen, no obstante, me pareció divertido llevarle la contraria. Siempre rebelde, Jauregui. Me aplaudí a mí misma. No era por tener un ego excesivo, pero estaba impecable en este vestido que acentuaba mis curvas y el pobre Luis ni siquiera hacía justicia a mi belleza. Tal vez me vería mejor de la mano de Shawn, o de Camila, o en el medio de ambos. Sí, este mes también había descubierto que me resultaba muy excitante imaginar encuentros sexuales que nos involucraran a los tres en la misma habitación.
Todos bailaban demasiado extasiados con esa canción de David Guetta y Nicki Minaj: “Turn Me On”. Yo me movía al ritmo de la música, tratando de no prestar atención a la presencia de Santos a mi espalda y centrándome en mi nuevo objetivo. Mi mente había sufrido algunos cambios, y aunque sabía que estaba mal, terminaría acostándome con los dos antes de ir a la universidad. Era mi meta lúbrica, mi fantasía. En cuanto a sexo, mi experiencia se reducía a toqueteos por debajo de la ropa interior y besos candentes, sin llegar a más porque tampoco le daría mi primera vez a ningún cabrón que me desechara después de llevarse el premio ansiado. ¿Qué pasaría si me entregaba primero a mi mejor amigo, luego a Camila y terminaba mi historial sexual con broche de oro: los tres entregándonos al pecado más delicioso, la lujuria? Tal vez intentaba llevar todo a un plano más físico por miedo a incrementar mis sentimientos hacia Shawn, y el latente terror de desarrollar algo más que un cariño especial por Camila. Observé cómo el chico dejaba un tierno beso en la bronceada mejilla, dirigiéndose a la mesa donde ya descansaban Troy y Ally. Al parecer, Luis se estaba cansando de llamar mi atención, así que se retiró con los inmaduros de sus amigos. De pronto, las luces se atenuaron mientras una suave melodía comenzaba a reunir a las parejas para un baile más calmado. Sin meditarlo mucho me acerqué a Camz. Sus orbes chocolates se separaron de golpe por la sorpresa de mi acercamiento, resultándome más hermosa aún. Mi corazón se aceleró cuando el aroma a vainilla inundó mis fosas nasales.
- Camz. – La llamé por lo bajo, irrumpiendo cada vez más en su espacio personal.
- Lern. – Tragó pesadamente, posando sus ojos en mí. – ¿Me odias? – Preguntó rápidamente, con fragilidad.
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¿Ella o Yo?
FanfictionLlegó a mi vida cuando tenía nueve años. Para mi décimo cumpleaños éramos mejores amigos. Nuestra amistad marchaba sin problemas, hasta que apreció ella...