-Y escúchame muy bien Alejandra que yo no me entere que le volviste a hablar a esa muchachita no te vaya a pegar eso que ya tiene y no quiero saber que estés considerando eso porque te olvidas de que tienes madre, de que tienes hogar – oh madre, no tienes idea – eres mi hija, mi niña ¿desde cuándo la conoces? ¡Tal vez por ella te vistes así ¿Verdad? ¿Ella te dijo que lo hicieras? ¡CONTESTA! – definitivamente está loca.
- Apenas y la conocí ayer – soy un mentiroso – y ella no tiene nada que ver en la forma de como soy...
- ¡¿Me quieres ver la cara de estúpida o que?! – y me abofeteo sin importarle las marcas que me dejo ayer, damas y caballeros la batalla comenzó...
- ¡¿QUE NO LA VISTE?! ¿QUE NO VISTE TODO SU ESTAMPADO DE FLORES?! DIOS MAMA EL TENER DOS MAMAS NO LA HACE A ELLA... - tanta bofetada me iba a dejar idiota
- ¡NO LA DEFIENDAS! ¿QUE ACASO TU ERES UNOS DE ESOS? – no dije nada solo me le quede viendo sin expresión alguna, si este es el momento Alex, combatiremos las olas – ¡CONTESTA MALDITA SEA!
- ¿Y que si soy? – se puso seria - ¡CONTESTA MALDITA SEA! – le respondí su misma frase
- ¿Estas bromeando verdad? Si, claro que lo estas, que chistosa, buena broma, te espero para que bajes a comer – dejo "mi" cuarto riendo ¿acaso era bipolar? Nadie supo, la verdad no se pudo.
Nuestra relación de madre/hijo simplemente ya no era como antes, antes solo me dejaba vestirme como yo quisiera, pero después entrando a cierta "madurez" empezó cierto tema, en cierta manera extraño como eramos antes mi mamá y yo, donde nada se basaba en como vestía. Extraño cuando amabas eramos felices sin necesidad de vestidos o estereotipos.
No salí, no vi a Dante ni a Laura.