Esa mañana, mamá se ofreció a llevarme a la preparatoria (nuestra relación no iba nada pero yo no podía hacer nada al respecto ella es la que se bloquea al no aceptar mis decisión aunque no le diga del todo como en verdad me siento) pero yo me negué ya que el día de ayer había quedado con Dante de esperarlo en la esquina de su casa y caminar juntos a la escuela, hice la misma rutina de siempre, me cambie, almorcé, me despedí de mamá recibiendo un “mhm” de su parte, cerré la puerta y camine hacia mi destino, no tuve que esperar nada ya que Dante estaba ahí parado viendo atentamente a su celular con el ceño fruncido.
-¡Hey! ¿Qué hay? – salude, pero no recibí ni una palabra de mi amigo - ¿Dante? ¿Estás ahí? – me puse en frente de él y le chasquee, pero tampoco reacciono, puse mi mano en su hombro y lo moví frenéticamente para captar su atención con un: Dante, reacciona ¿Qué sucede?
Y volteo, pero no se veía bien – Alex, ¿no te han llegado mensajes o algo?
-No, bueno no sé, no he visto mi celular desde ayer ¿Por qué? – le pregunte con el ceño fruncido
El puso su mano derecha en su cintura recargando todo su peso en su pierna derecha, chasqueo su lengua y vi como notablemente tragaba saliva: -Chécalo – lo dijo aguantándose un sollozo, saque mi celular y si… mensajes a mi celular, mis redes sociales, eran insultos, voltee a ver a Dante y el al ver mi mirada lo tomo como un “si” puso su mano derecha en sus ojos y comenzó a sollozar
-Es que… ¡NO! ¡NO! – y sin importarle a Dante que estuviéramos en lugar público donde gente adulta, jóvenes, niños nos miraban se quebró en lágrimas delante de mí, como reflejo lo único que hice fue abrazarlo, pues al parecer los dos estábamos en esto – Alex, pero, ¡COMO SUPIERON DE NOSOTROS! Estábamos bien, nadie sabía de… ¡MALDITA HIJA DE PUTA! – Dante estaba enfurecido, y si, si sabía a quién se refería
-Dante, solo hay que ir y afrontar y…
-Alex no tienes ni puta idea de cuantas veces me he cambiado de escuela por lo mismo ¡NO LA TIENES! – lo recuerdo perfectamente, él estaba furioso
-¡Yo no tengo la culpa de lo que te está pasando y por si no te has dado cuenta también es a mí! – le dije enseñándole la pantalla de mi celular y su cara se relajó y me miro
-Ax ¡perdóname! Lo que me dicen a mí no es comparado a lo que te dicen ¡PINCHES PERROS! ¡PORQUE TU SI NO HAS HECHO NADA!
-Está bien Dante – dije acariciando su cabello y ahogándome mis lagrimas
-Un día te dije que “esta es nuestra batalla y la pelearemos juntos” ¿lo recuerdas? – asentí – pues como tu hermano mayor te defenderé – me tomo de los hombros y me sonrió – aunque yo me quede sin fuerzas
No sabía cómo reaccionar, no iba a llorar, no era el momento de ponerse sensibles – es nuestra batalla Dante y estamos juntos en esto….
Tomamos el “bus” ya que no teníamos demasiado tiempo como para caminar a la escuela, ya estando sentados, leí todos los mensajes que me mandaron:
“que nuevo regalito un marimacho”
“maldita asquerosa acabaremos con el joto de tu mariquita primero”
“nuevo juguetito”
“yo te quito lo marimacho”
“deja de rascarte viendo a las porristas”
“te vas a pudrir en el infierno”
“das vergüenza”
“fenomena”