Leyó una vez más el mensaje antes de decidirse a bajar y le dirigió otra mirada a aquel ser que dormía entre sus brazos.
Contempló a Erick durmiendo, tan pacíficamente, y entonces su corazón se encogió por un instante, recordó todo lo que vivió junto a él y se puso a pensar que incluso su rencor y odio resultaba pequeño al lado del amor que sentía por el pelinegro, que la satisfacción que le daría una venganza nunca compensaría el perderlo, porque dañando a Erick se dañaba también así mismo, prefería hacerse daño a sí mismo antes de hacerle algo a Erick.
Analizando las cosas llegó a la conclusión de que lo mejor sería hablar con Erick primero, escuchar su versión, escuchar lo que sea que tenía que decirle y él también decirle lo que en su momento estuvo dispuesto a hacer, confesarle hasta su mayor bajeza y esperar que Erick pudiera entenderlo, probarle que su amor era más grande que cualquier cosa, y que nada, ni siquiera Sebastián, podrían reemplazar a Erick, porque incluso el supuesto amor que sentía por Sebas era poco comparado con la paz que le daba tener a Erick en sus brazos.
Definitivamente creía que lo mejor era desistir. Y con esa determinación salió a encontrarse con Sebastián.
Bajó rápidamente a la planta inferior de la casa y se dirigió directamente a la puerta para abrirla y darle paso al chico.
Este entró lo más silenciosamente posible para no despertar a Erick ya que tenían planeado emboscarlo de manera sorpresiva.
-bonita casa- susurró Sebas con algo de burla mientras analizaba cada cosa a su alrededor
-más bonita que la tuya si es- respondió en el mismo tono
-bien que te gustaba estar entre las cuatro paredes de mi casa- le sonrió victoriosamente
-por qué no te callas? necesito hablar contigo- dijo algo inquieto
-que sucede? -vio que el castaño estaba temblando, nervioso y le era difícil hablar- siéntate, te voy a traer un vaso de agua- se iba a ir, pero se detuvo y retrocedió- dónde queda la cocina? -preguntó con una risa tonta. El castaño apenas le señaló y así el chico retomó su camino.
En menos de dos minutos Sebas estaba de vuelta con un vaso de agua para Christopher, este lo tomó y bebió todo de un sorbo haciendo que casi se atorara.
-mejor? -el contrario asintió- ahora si, que me tenías que decir?
-y-yo...no sé si quiera hacer esto
-¡¿qué?! -dijo alterado pero no tan fuerte
-eso, c-creo que no tengo la suficiente fuerza de voluntad para hacerle daño
-y todo el daño que te hizo él a ti? que no haya sido físico no significa que no te haya dolido, o me lo vas a negar? -Chris se quedó callado- No recuerdas todo lo que le lloraste? Chris, lo recordabas cada maldito día de tu vida y él ni siquiera estaba interesado en buscarte, yo mismo te demostré que no estaba haciendo nada por ti, yo mismo te ayudé a sentirte mejor y yo mismo te hice ver la clase de persona que es ese tipo, quieres que siga? -Christopher tenía sus codos apoyados en sus piernas y su rostro apoyado en sus manos.
Cada recuerdo que tenía con Erick chocaba fuertemente con cada palabra que le decía Sebastían, se empezaba a imaginar cada actuar de Erick como una farsa, empezaba a recordar todo lo que sufrió al ver que no era importante para él, practicamente cada recuerdo de su vida se empezó a cruzar con las cosas que le habían dicho recientemente haciendo que su impaciencia y estrés fuera en ascenso al punto de empezar a jalarse el cabello de una manera fuerte tratando de hacerle entender a Sebas que no lo quería seguir escuchando, que quería un momento de silencio para poder ver las cosas de manera clara, pero simplemente no podía.
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Venganza Prometida || ChrisErick
Fiksi PenggemarLo peor siempre vendrá de quien menos te lo esperas