Prefacio:

98 8 0
                                    

¿Alguna vez sintieron como su corazón se partía en mil pedazos en tan solo un segundo? O cuando escucharon el palpitar de su corazón acelerado a punto de salirse del pecho; incluso ardiendo como si se quemara a fuego vivo.

¿Vieron pasar ante sus ojos la última pizca de alegría que quedaba en ese momento? ¿O tan solo perdieron la noción del tiempo ante esa maldita mala noticia?

Eso fue lo que pasó conmigo.

Ahora me encuentro aquí, frente a un gran cajón de madera tallada, varias velas alrededor junto a unas hermosas pero deprimentes rosas blancas, varias personas permanecen sentadas con las bocas bien selladas, ninguno dice nada más que resar y acompañar el luto de mi familia.

Mamá mira por la pequeña ventanilla el rostro pálido e inerte de mi padre, sus manos temblorosas tocan la fina madera como si de una caricia se tratase, sus ojeras resaltan ante mis ojos, aquel vestido largo y oscuro como la noche la hace relucir más triste. Al ver la cruda imagen, mi corazón se retuerce aún más, lágrimas caen de nuevo por incontables veces en un mismo día; trató de mantenerme firme pero mis pies hace caso omiso, caigo al suelo chocando mis rodillas, arrugo mi pecho con las manos y procuro apaciguar mi dolor pero es imposible.

El tumulto de gente solo observa nuestro sufrimiento, muchos susurran palabras como "pobrecita, ¿qué hará sin su padre?" "Debe ser muy difícil para su madre" "¿podrán superarlo?".

Realmente no tengo respuestas ante esas cuestionantes, ni siquiera sé que será de mi vida a mis cortos 14 años, mi madre no puede con el sufrimiento sola, y menos en un país tan lejano de nuestras verdaderas familias.

—Lo siento mucho, Lynette— dice una voz detrás mío.

Sus manos me abrazan y se aferran a mi con delicadeza, mi mejor amiga se esfuerza por darme el apoyo que necesito en este momento.

Intentó articular palabras pero nada sale de mi boca, me siento demasiado débil hasta para hablar, mi garganta duele y se me secan los labios;  creo que podría morir en este momento y no sentiría una pizca de dolor.

¿Cómo viviríamos sin mí padre?

¿Qué pasará con nuestras vidas?

Luka Couffaine nos hará falta como el aire que se necesita para respirar en esta Verona que se volvió tan hostil y oscura para mi; Italia no es lo mismo sin él, yo no soy la misma sin él.

Papá apenas te fuiste y ya te extraño con toda el Alma...

Huellas Del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora