16.<<Besos y casi besos>>

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Lynette :

¡Qué incómodo!

Mis manos no dejan de sudar y sentir una horrible sensación cada que miro a Ayrus, sus ojos se clavan en mi como si cometiese el peor pecado del mundo.

No lo entiendo, pero así me siento también.

Pese a la distancia que mantenemos no puedo dejar de mirarlo, él tampoco me evita, al contrario me enfrenta y con unos ojos misteriosos dice cosas que no logro oír.

Se encuentra a unos cuantos pasos de mi, apoyado en la baranda de uno de los juegos de atracción.

—¿Te gustaría comer un helado?— pregunta Kairos mientras se aleja de la barra de juegos de mesa.

Ha estado distraído en esos juegos, desde que llegamos, y no hemos disfrutado para nada de esta salida.

Al menos yo, no me divierto para nada.

—Si— digo de inmediato, el sonríe y va en busca de lo pedido.

No quise ser brusca para negarle una invitación a él, después de todo es mi compañero de clase, solo por eso acepté, espero que no confunda las cosas, realmente no me interesa tenerlo como algo más que un amigo.

Él no me gusta, en todo caso quién me gustaría sería su hermano.

—¿Pero qué cosas estoy diciendo?— susurro para mí misma.

Una vez que Kairos desaparece, busco con la vista al rubio, sin embargo, ya no está, camino lentamente por toda la feria buscándolo con la esperanza de hablarle.

Y ahí aparece.

Con una lata de soda en la mano, y una bolsa de palomitas de maíz. Me acerco a él con una sonrisa tímida en los labios.

—¿La estás pasando bien?— inquiero con suma tranquilidad.

—No mejor que tú— su hablar es neutro y eso me desconcerta.

—¿Estás molesto conmigo?

Cruzo mis brazos en busca de una respuesta y él solo me ignora. Su indiferencia no me agrada para nada.

—¿Piensas quedarte callado?

—No sabía que estabas coqueteando con mi hermano— suelta en un tono seco.

No entiendo lo que le pasa.

—Nunca hice eso— niego rotundamente —y sí así fuera, ¿Cuál es tu problema con eso?

El rubio me mira con firmeza, el silencio reina entre nosotros, y no puedo comprender su actitud.

—No tengo ningún problema.

—Entonces ¿Por qué actúas tan extraño?— lo enfrento.

Al ver que él no responde nada, le arrebato la lata de soda de sus manos y me la bebo de un trago.

Esto es desesperante.

—Oye ¿Qué haces?— grita él quitándome la lata vacía.

—¿Tal vez buscando algo de atención de tu parte?— ironizo —No puedes simplemente ignorarme y lo peor, por algo que ni siquiera sé que es.

Mi pecho sube y baja debido a la agitación del momento, Ayrus no dice nada y permanece quieto por unos segundos, me canso de hablar para nadie y decido marcharme.

Tampoco voy a obligarlo a hablar.

—¿Somos amigos?

Tanto su pregunta como sus brazos me detienen, me agarra de los hombros y evita que me vaya.

Huellas Del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora