37. <<El camino correcto>>

28 2 0
                                    

Lynette :

¿Estaba sucediendo?

Los orbes violetas del rubio me observaron con alegría, es como si él hubiese recordado cada segundo que pasó a mi lado. Eso me emocionó al instante.

Por fin los días que estuve cuidandolo habían dado resultado, cada acción en la que intentaba demostrar lo mucho que tenemos en común, ahora me sentía contenta.

—Mi chico del ascensor...— susurro acercando mis manos a su rostro, él está bastante aturdido por la rapidez en la que se reflejan sus recuerdos conmigo.

—Lyn, tú...— se detiene de pronto, arruga el entrecejo —Tú eres la culpable del accidente.

Eso fue directo a mi corazón.

—¿Qué?— esa palabra sale de mi boca como un aludido, pensé que diría cualquier cosa menos eso.

Lo miro incrédula y a la vez culpable, porque por más que me doliera, era la verdad. Yo había causado el accidente.

Él lo medita por unos segundos, une sus manos y los posa sobre sus labios en señal de desesperación. Por mi parte, muerdo mi labio inferior con temor, no sé que es lo que abunda en su mente y eso me aterra.

—Por tu culpa nos accidentamos— vuelve a decir y está vez sus palabras son más duras —¿Lyn cómo pudiste hacer todo esto?

—No entiendo— digo insípida.

—Causaste un grave accidente solo porque no querías ver a tu madre— declara, aprieta los puños —estoy en esta silla de ruedas por ti...

—La silla de ruedas es temporal... En tan sólo unos días volverás a caminar...— digo temerosa.

—Eso no es una solución a mi problema...

—¿Podrías explicarte mejor?

—¡Arriesgaste nuestras vidas por un capricho, no quisiste ver a tu madre y por eso nos accidentamos!— siento como sus ojos me señalan con enojo.

Varias sensaciones se apoderan de mi cuerpo, siento miedo, miedo de ser odiada por la persona que más amo, por la que me sacrifiqué estas dos semanas cuidandolo, buscando la manera para que me recuerde.

Todo fue en vano, ahora me odia.

—¡Está bien!— grité conteniendo las ganas de llorar —Soy la culpable, pero ten en cuenta también que tú me propusiste huir juntos, desaparecer por algunos días...

—¡Pero no pensaba que sucedería todo esto!— reclama alzando las manos —Te comportaste como una completa inmadura.

Eso me dejó callada.

—¡Eres un idiota!— exclamé al pasar de unos segundos —puedo ser la culpable, pero eso no ta derecho a desmerecer todo lo que hice por ti en estas dos semanas.

—¿Debo agradecerte?— su tono irónico termino por derivar mi paciencia.

Y mi cariño por él también.

—No— susurré —no tienes que hacerlo, yo lo hice por amor, hice demasiadas estupideces por un amor que terminó diciéndome que soy una "inmadura".

—Lo siento— declara sin arrepentimiento, con rigideza —pero no puedo olvidarme de lo que hiciste en el accidente.

—No te pido que lo olvides...— suspiro, mis ojos se nublan debido a las lágrimas —solo... Creo que no estamos destinados...

—¿Qué?— pregunta él, está vez sus pupilas se agrandan.

—Desde que nos gustamos, tuvimos una relación complicada, nunca fuimos felices completamente— le explicó y aún en ese momento se me escapan las lágrimas, no me callo —seguimos marcados por las huellas del pasado de nuestros padres.

Huellas Del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora