Epílogo

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Alya :

—Si, acepto— aquellas tan esperadas palabras salieron de la boca de mi amiga como un aludido.

Todos los presentes comenzamos a aplaudir por los recién casados, ella luce tan espléndida mientras el rubio la toma entre sus manos y besa sus labios con delicadeza.

La magia y el amor se sienten en el aire. Ellos son el uno para el otro.

Observo como sus hijos se acercan y abrazan con entusiasmo. Lyn sostiene a Louis mientras que Ayrus tiene entre sus brazos a Emma, ambos sonrien.

¡Que tiernos pequeños, ya cumplieron un año!

—¡Felicidades amiga! — chillo de emoción en cuanto me apego y le regalo un abrazo efusivo —¡Felicidades Adrien! Cuida muy bien a mi amiga porque sino...

—Tranquila mi amor, Adrien nunca le haría daño al amor de su vida— escucho la voz del moreno por mi detrás. Eso me eriza.

No quito mi sonrisa a pesar de sentirme incómoda con las palabras de Nino, converso un rato más con los novios para luego despedirme y seguir mi camino hacia el centro de la fiesta.

Es cierto, ya han pasado dos años desde que me enteré que Nino tenía una hija, y aunque lo perdoné, desde ese momento mi convivencia con él no ha sido de lo mejor.

—¿Te sientes bien?— preguntó nuevamente mi esposo, ni siquiera supe en que momento me siguió. No quiero responderle, él coloca una mano en mi hombro descubierto —¿por qué me ignoras?

—No me gustó lo que dijiste hace rato— confesé agarrando una Copa de Shampagne —Eso del "nunca le haría daño al amor de su vida", es una completa mentira.

—¿Por qué?— su rostro se arruga.

Yo suelto un largo suspiro, aprieto mis labios.

—Porque si fuera cierto, tú no me hubieras engañado, ¿o es que acaso no era el amor de tu vida?— me gire para enfrentarlo, su rostro palideció.

—¿Por qué hablas de esto? Ya me perdonaste e hice de todo para que me aceptes de nuevo— dice con las cejas arrugadas.

—No lo sé...— susurro sintiendo un nudo formarse en mi garganta —por más que trato no puedo olvidarlo, y aunque tu hija sea una excelente chica, no puedo olvidar tu engaño.

Me bebo la copa de un sorbo y la dejo en la mesa para luego avanzar hacia otro lado, muy lejos de mi "esposo"

A pesar de oir sus insistente gritos con mi nombre, en este punto ya no me importa, además la música de fondo logra distraer a mis oídos.

Al paso de unos minutos, puedo ver a mi hija sentada en una banca muy a lo lejos de la fiesta. Apoya sus codos en sus rodillas mientras su rostro forma una expresión de aburrimiento y rabia.

—¿Qué haces aquí mi princesa?— digo cariñosamente —¿No deberías estar con tus amigos?

—¿Cuales? — dice con ironía, rueda los ojos y observa hacia el frente —yo no tengo amigos.

Me siento con ella y la miro a los ojos, veo sus pupilas cristalizadas y percibo que tiene ganas de llorar.

—Eso es porque te alejaste de ellos— susurro —pero aún puedes volver atrás.

—Perdí a Ayrus...— dice en un aludido —y cuando pensé que podría tener a Kairos, también me dejó; Lyn y Lia me quitaron a los dos chicos que más quería en este mundo. Mis amigos.

Ella comienza a llorar, sus manos van a su rostro y lo cubre para que no la vea. Me acerco a ella y abrazo, no digo nada.

—Sé que me dirás que no debo odiar a Lia, que es mi hermana y todo lo que sea pero no la soporto— libera sus palabras, su pecho sube y baja —ella tiene todo lo que yo quiero.

Huellas Del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora