3. <<Reencuentro>>

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Marinette :

—¡Tenemos hambre!—

Varias vocecitas se instauran muy cerca de mis oídos provocando que mi corazón se sobresalte y me levante casi por inercia. Mi cabello se desarma y tapa mi visión, por lo que tengo que mover mis pesadas manos y permitirme observar a quienes causaron mi repentino despertar.

¡Y si son ellos de nuevo!

—¿Es en serio?— reclamo refregando mis cansados ojos —Les di unos bocadillos hace no menos de 6 horas, además son las 2 de la mañana—

Miro seriamente a Tikki, ella sabe muy bien que no deben despertarme en la noche, porque luego no puedo volver a dormir, el ser pequeño de motas Rojas me observa apenada y acerca su cabeza a mi oído.

—Intenté de todo para que no te molesten, pero ellos son más que yo— se queja —el responsable de esto es Kaalki, no puede medir sus ganas de comer bocadillos desde que llegamos a París—

—Soy una celebridad tengo que estar bien alimentada— alardea la kwami de teletransportación.

Y así inicia una guerra interna por diferencia de opiniones, todos hablan y yo no entiendo nada, lo único que puedo hacer en ese momento es dar una señal para que se callen o sino Lynette escucharía al lado de la otra habitación, al igual que mis padres.

—Silencio— susurro con un dedo en medio de mis labios —nos pueden escuchar, traeré unos bocadillos más pero ya no molesten; saben muy bien que mi hija no sabe nada de ustedes, no soportaría que ella piense que le oculto algo tan importante de mi vida—

Ellos asienten y esperan mientras yo bajo a la cocina y tomo los primeros postres que encuentro en el refrigerador, subo de nuevo y se los entrego en la mesa.

—¡Gracias!— dicen al unísono.

Tikki me mira dudosa de comer, la tomo en mis manos y la acerco al plato también.

Al ver a todos los kwamis expectantes, siento una gracia inmensa, varios flashbacks pasan por mi cabeza, desde el tiempo en que me volví la guardiana de la caja, hasta cuando salí de este país para irme a Italia, cuando me reencontré con Luka, el día que nos casamos y el momento preciso en que Lynette dijo papá, todo eso se repite en mi cabeza y me duele de una manera inexplicable; a veces aún escucho su melodía, cantando para mi; o cuando me dedicaba una poesía.

¡Luka no sabes cuanto te extraño!

—Puedes comer Tikki, no estoy enojada contigo— sonrío —puede que últimamente haya sido muy dura con todos ustedes, y saben que es por mi duelo pero no lo pongo como excusa, es solo que a veces siento que no puedo con la carga—

—Siempre estaremos para ti Marinette— mi kwami me abraza.

Al final todos imitan su acción ...

Sentirme querida es lo que más me hace falta en estos momentos.

[...]

Como lo había dicho anoche.

No he podido volver a dormir, viéndome al espejo siento que una momia está parada ahí en vez de una persona, tengo grandes ojeras debajo de mis ojos y el cabello se me ha enredado completamente.

Huellas Del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora