Capítulo 1

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Los tacos altos resonaban en el piso de mármol. Con solo escuchar su andar, el hombre supo al instante de quien se trataba.

— Pasa, Anthea. —dijo, sin levantar la mirada de su portátil.

Su asistente entró a la oficina sin tocar. Llevaba una carpeta bajo su brazo. No se sorprendió por el comportamiento de su jefe. Ya estaba acostumbrada a sus dones de observación.

— Señor, le traigo su té y el informe de la semana.

— Póngalos sobre el escritorio. —indicó, despejando un lugar. La morena así lo hizo—. ¿Cuál es el resumen? 

— Su hermano aceptó tres casos nuevos. Nada que encendiera nuestras alarmas. Por lo demás, esta fue una semana tranquila.

— Mm-Hmm... —asintió, sin dejar de escribir en su laptop. No lucía muy interesado en el asunto.

— Ah, ahora recuerdo. —agregó, luego de una pausa—. El doctor Watson tiene una nueva vecina. Arribó al país el martes.

— ¿Nacionalidad?

— Americana.

— ¿Verificaste su expediente?

— Sí, señor. Está limpio.

Mycroft suspiró, secretamente aliviado. Lo que menos necesitaba era lidiar con más asesinos y agentes extranjeros.

Anthea siguió hablando.

— Me tomé la libertad de adjuntarlo en el informe por si desea verlo.

"Tan eficiente como siempre." Pensó de manera apreciativa.

— De acuerdo.

— ¿Se le ofrece algo más, señor?

El hombre dejó de escribir y miró por primera vez a su asistente.

— Es todo por ahora. Puedes retirarte. —su expresión indiferente su mantuvo con él en todo momento.

Anthea hizo un ademán con la cabeza y se retiró. A los pocos segundos se escucharon sus tacos alejándose por el pasillo.

El político dirigió su mirada hacia la delgada carpeta color crema. Suspiró con cansancio. No le resultaba particularmente agradable el trabajo de niñera, pero necesitaba mantenerse informado de los movimientos de su hermano.

Decidió leer el reporte ahora. Sería mejor quitar esa pequeña piedra del camino para así poder continuar con sus obligaciones. Además, de esa forma sus ojos obtendrían un pequeño descanso de la pantalla.

Tomó la carpeta, se recargó en su asiento y llevó la taza de té a sus labios, comenzando a leer.

Como su asistente le había informado, los tres casos eran de bajo perfil: dos de ellos correspondían a clientes civiles mientras que el tercero se trataba de un homicidio en el que ya estaba involucrado Scotland Yard. En todo caso, ninguno de los nombres que figuraban en la hoja tenían conexión ni eran de interés para el servicio de inteligencia británico.

Dio vuelta la página, descubriendo la ficha de la nueva vecina del doctor Watson.

<< Anabeth Angélica Smith, 43 años. >>

Si no fuera por su perfecto autocontrol, ahora mismo la taza de porcelana estaría hecha añicos en el suelo.

Pasaron años desde la última vez que había pensado en ese nombre.

Sus cejas volvieron a bajar, haciendo a un lado su impresión inicial. Con calma continuó leyendo el expediente. Su visión rápidamente se desplazó a la esquina superior derecha donde podía verse su foto. Esos ojos color miel le devolvieron la mirada.

Elemental, querido Holmes - (Mycroft y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora