Capítulo 18

1.1K 157 53
                                    

— Adelante, Rosamund. Cuéntame tu historia.

"Ella lo sabía."

En ese momento sintió como si su corazón se saltara un latido. Sus pulmones se cerraron y sus labios habían perdido la capacidad del habla.

Mary tragó con dificultad, asimilando el golpe. En menos de un instante repasó cada diálogo que mantuvo con la ojimiel en el transcurso de la tarde. Poco a poco muchas de sus palabras, que hasta ese entonces lucieron como simples comentarios casuales, comenzaron a cobrar sentido.

<< Un viejo hábito desde niños... >>

"No fueron frases al azar."

Anabeth jamás hablaba de la infancia de Sherlock. Y en las contadas ocasiones que el asunto había sido mencionado, ella siempre se las ingeniaba para volverlo a sepultar. ¿Por qué lo sacaría a relucir ahora con tanta soltura?

<< Eso no es de tu incumbencia. >>

"Te rehusabas a hablar, tan solo para alimentar mi curiosidad. Sabías que querría escuchar tu historia."

Y solo se necesitó hacer uso de las palabras correctas.

<< ...éramos muy unidos. >>

Para guiarla por el sendero correcto.

"No fue un simple desliz, ¿verdad? Querías llegar a la parte penosa. La parte que yo más gozaría..."

Era como si cada palabra.

"La parte en que bajaría la guardia..."

Cada acción.

"El expediente policial..."

Cada movimiento hubiese sido meticulosamente planeado.

"Una persona con una sala enfermizamente ordenada jamás dejaría algo como eso sobre el centro musical. Lo colocaste allí adrede..."

Como una partida de ajedrez, cuya victoria estaba asegurada desde el inicio.

"Sabías que llamaría mi atención. Sabías que lo tomaría e inmediatamente lo relacionaría con Sherlock. A partir de ahí tú solo tendrías que guiarme a través de la conversación."

Solo tendría que pasar un poco de vergüenza, a cambio de crear una atmósfera de confidencia. Una en la que ella se sentiría ilusamente segura y a gusto. ¿Qué más daba sacrificar un alfil, si con eso lograba acorralar al rey?

Desde el comienzo Anabeth ha estado moviendo sus piezas, distribuyéndolas, poniéndolas en su camino. Mismas que Mary, cayendo presa de sus propias tentaciones, eliminó sin cuestionar, creyendo ingenuamente que estaba tomando la delantera. No fue sino hasta que el tablero se despejó, que se dio cuenta que había sido conducida hacia una trampa.

"De Sherlock al recuerdo de su infancia. De la infancia a tu secreto mejor guardado y de tu secreto... Al mío."

Al llegar a su realización, sintió como la siniestra cadena de eventos se enroscaba alrededor de su cuello, cortándole el flujo de aire, ahogándola en miedos e incertidumbres. Inmediatamente pensó en John y en su futuro juntos. Pensó en su hogar; su trabajo; sus amigos; en la vida tranquila que durante años había forjado bajo el nombre de Mary Morstan.

Afuera, la lluvia había cobrado intensidad, pero ni siquiera el lejano sonido de los truenos podía compararse con la tormenta que se había desatado dentro de su ser.

Al ver que no estaba dispuesta a romper el tenso silencio instaurado, Anabeth liberó un largo suspiro y se reclinó en su asiento. Supuso que tenía que darle un último empujón.

Elemental, querido Holmes - (Mycroft y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora