Capítulo 19

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— ...solo busca rehacer su vida. —afirmó, mientras vigilaba el hervidor.

 —afirmó, mientras vigilaba el hervidor

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— ¿Está asegurada?

Ella asintió una vez, sirviendo el contenido en ambas tazas.

— Ya se retiró. Es un hecho.

— Bien. —aceptando la dulce infusión—. Gracias

Anabeth ocupó la silla frente a él. Una parte de ella encontró alivio al darle un cierre definitivo a ese asunto. Sin embargo, aún podía percibirse cierto deje de decaimiento en su semblante.

— Sin embargo —continuó—, me desconcierta un poco tu falta de entusiasmo. Tengo entendido que tu afinidad con la señorita Morstan ha prevalecido, tal como deseabas.

Los dedos de la castaña se enroscaron alrededor de la taza, esperando que el calor de la misma fuera suficiente para reconfortarla. Algo que claramente no sucedió. Ninguna sensación de calidez externa podría apaciguar los helados pensamientos que rondaban por su mente.

— Solo pensaba... —comenzó a decir—. Mary por sí misma no representa una amenaza. Eso me quedó claro, pero con un pasado como el suyo, ¿qué tantas probabilidades existen de que nadie la encuentre?

Mycroft alzó una ceja, ligeramente impresionado. No creyó que abordarían esta conversación tan pronto.

— Comprendo... No será de tu agrado oír esto; las personas como Mary generalmente no viven hasta su retiro. Si fuera tú, no me involucraría demasiado.

La mujer lo observó por encima de su taza. Podía sentirse el veneno en su mirada, pero eso no lo perturbó. Y era por el simple hecho de que él sabía que ella sabía, muy en el fondo, que estaba en lo correcto.

Anabeth finalmente liberó un largo suspiro, abatida. La falta de objeciones le dijo al político todo lo que necesitaba saber respecto a su postura. Quizá no contara con su simpatía. Eso era un hecho. Pero sí con su entendimiento.

Y para Mycroft era más que suficiente.

— Eso temía. —confesó, apenada por sus frías y pesimistas conjeturas—. Tiene buenas intenciones, pero su presencia será un imán de problemas a largo plazo.

Le había estado dando vueltas al asunto desde su última conversación con la enfermera. Si bien la resolución de ese interrogatorio tuvo lo que podría denominarse como un "final feliz", nada estaba más lejos de la realidad.

Existían demasiadas variables a considerar. Desde un posible regreso de algún fantasma del pasado, hasta el eventual descubrimiento de su fachada. Mary podía tener razón en algo; no cometió errores hasta ahora y era muy poco probable que los cometiera en un futuro. En realidad, esperaba que se volviera incluso más discreta de aquí en adelante.

Pero nada evitaría que Sherlock descubriera la punta del hilo. Y una vez que lo haga, seguirá tirando de él hasta dar con la verdad. Y solo Dios sabía de qué manera lo afrontarían, él y John.

Elemental, querido Holmes - (Mycroft y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora