Introducción

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Una nueva oportunidad laboral había surgido: un empleo mejor remunerado, horario más flexible y una radicación definitiva en la ciudad que marcó parte de su infancia y adolescencia.

<< Si se te presenta la oportunidad, solo tómala. Ni siquiera lo dudes. No te preocupes por mí, este viejo aún tiene mucha cuerda adentro. Puedo cuidarme solo. >>

Ese fue el consejo que su padre le dio el día que le comentó la noticia.

Y ella, decidió hacerle caso.

El avión comenzó a desplazarse lentamente hacia la pista. Anabeth contempló a través de la ventanilla el perfil de los edificios neoyorquinos. Memorizó el paisaje con lujo de detalle, sabiendo que pasarían meses, si no es que años, antes de volver a verlos.

Extrañaría la ciudad, pero no tanto como a su padre y seres queridos. Walter había decidido acompañarla al aeropuerto y no se atrevió a soltarla hasta que cruzó la puerta del andén.

"Al menos espero que recuerde cómo atender las llamadas del celular."

Antes de su partida, ella intentó enseñarle como utilizar Skype, pero tenía serias dudas de que el hombre hubiera entendido el concepto. Por desgracia, las personas mayores no son muy afines a la tecnología.

Sonrió con nostalgia al recordar al viejo. Su cabello canoso y arrugas bajo sus ojos jamás pudieron remover esa mirada jovial que siempre tuvo desde niño. Aun en sus 68 años, seguía siendo el maestro de las bromas.

"Voy a extrañarte, pa."

Le consolaba saber que su padre no estaría solo. Sus familiares y amigos se asegurarían de visitarlo y cuidarlo en su ausencia mientras que su pastor alemán, Rocco, se encargaría de hacerle compañía en las noches.

"Va a estar bien." Se dio ánimos, acomodándose mejor en su asiento.

<< Señores pasajeros, el vuelo 635 con destino a Londres está por despegar. Asegúrense de mantener sus cinturones abrochados durante el despegue y de enderezar los asientos... >>

Anabeth se colocó sus auriculares, tapando así el mensaje del piloto. Ajustó su cinturón y seleccionó una canción al azar.

El avión comenzó a sacudirse a medida que fue tomando velocidad sobre la pista hasta que finalmente se elevó en el aire, dejando el suelo americano.

"Londres... No he estado ahí desde que tía Lulú nos invitó a pasar las fiestas en su casa."

Eso fue hace años. La castaña se preguntó si la ciudad había cambiado algo desde ese entonces.

— ­Bueno... Ya lo averiguaremos. —soltó al aire, manteniendo la vista fija en la ventanilla.

Se despidió silenciosamente de todo lo que conocía, preparándose mentalmente para los cambios que le aguardaban.

"Un nuevo comienzo. Una nueva vida."








*-*-*-*-*

Hola a todos mis lectores y lectoras. Como les prometí (1ro de Marzo) y con esta breve introducción, les doy la bienvenida a la segunda temporada de "La clase del 89". 

Espero que les guste tanto como me gustará a mí escribirla. ¿Vieron que al final no era tanta la espera? Jeje.

Saludos. Atte: M 

Elemental, querido Holmes - (Mycroft y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora