13.

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¿Cuántos días me quedaban?

No me acuerdo ni qué hice la mitad del tiempo, pinche Paulo culero, pinche maquila pendeja, pinche dinero puto.

Eran las cinco de la mañana, el mejor horario para esclavos explotables, si que sí.

Ya estaba listo para los vergazos del trabajo, pero no quería ir, chingadamadre.

Pinkimo estaba en el sofá, con la manta encima, todo envuelto como niño chiquito. Se veía bien pendejo, ¿nunca se quita esa máscara? Lo hace ver el doble de pendejo.

-Wey, quédate aquí. No hagas mamadas. No te salgas. Quiero tu pinche ubicación desde ahorita, culero. En la cocina hay confleis, no hagas ninguna pendejada con la comida. No le abras a nadie. No rompas mis cosas. No te le acerques tanto a la tele, si se descompone te la cobro. Cualquier cosa me mandas mensaje, eh.

Puedo asegurar que estaba frunciendo el ceño, me dió la espalda aún acostado, aferrándose al cobertor.

-Si, si, ya. Cómo mamas.

-Rápido pendejo, mándame desde ya tu ubicación a pinches tiempo real. La que dure más wey.

Desbloquée mi celular y entré al chat con Pinkimo.

«Come pito Negas pendejo»

E inmediatamente la notificación de que compartía a tiempo real, de ocho horas.

Salí de casa, ya listo para los vergazos del estrés laboral.

Ni me acordaba de cómo llegar, al chile.

Subí al camión de la ruta trece, y no me había dado cuenta de lo miserable que me sentía hasta que me ví en el reflejo de la ventana con una jeta, que por demás, tenía estampada en toda la puta frente la palabra pendejo.

Fuí viendo el camino, desde temprano pinche día culero, la contaminación, los escuincles, el tráfico, el pinche ruidero, los putos ineptos que no saben conducir, puras mamadas.

Cuando bajé del camión y llegué a la Maquila, unos weyes de seguridad me retuvieron en la entrada.

-¿Ora qué pinche mamada? Yo trabajo aquí, pendejos ¿No ven mi pinche gafete o qué? ¿Lo pego en mi jeta, se los restrego o qué pedo?

-¡Negas! ¡No, no, no, no, pinche Negas! No vas a entrar como si nada, cabrón -habló Paulo corriendo hacia mí-. Tus pinches mamadas nos obligaron a tener más cuidado, pinche Negas ojete, ve a la sala médica a qué te revisen, pendejo.

-No mame ¿Cómo que sala médica? ¿Dónde madres está eso? Ni pinche espacio hay, que pedo con usted.

-Este -me dió la espalda- ¿Qué dijiste Ñoño? Si, si, si, ya voy para allá -gritó hacia algún otro pasillo y se fué.

-¿Dónde está eso, weyes? -les pregunté a los guardias, pero ni caso me hicieron.

Mmmta madre.

Giré hacia el otro pasillo y vi a Checker coqueteándole a un vato. Luego luego se veía que era él, porque es el único que usa bufanda colorida aunque haga chingos de calor dentro de la Maquila.

-¡WEY! -le grité. Creo que reconoció mi alarido porque volteó en chinga.

-¡NEGUIS! -chilló feliz, y como si estuviera en una película, corrió hacia mí con los brazos extendidos.

Me abrazó y yo gruñí. Éstos días habían estado de la verga, pero mejoré un putero.

-Ay shiquito, perdona. Es que te extrañé muchís. Ay, me hacías tanta falta, las horas de descanso no son lo mismo sin tí.

A Causa Del Estrés.【Negas×Pinchimono】 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora