11.

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[Amenaza hacia ustedes al final, único aviso]

Solté una patada al aire y un grito agudo, producto del dolor. Pinkimo se levantó. Creo que para putearme únicamente.

-¡Pérate, deja me chingo primero mis tacos! -avisé buscando el plato.

-¡Eres una mamada! ¡Basura asquerosa, te odio! ¡Por tu pinche culpa estoy así! -mientras gritaba se acercaba más a mí.

-¡Wey mis tacos!

-¡Mátate! ¡Mátate imbécil!

Quedó enfrente de mí, casi encorvado hacia adelante, las piernas y los brazos los tenía separados del cuerpo, se veía intimidante.

Puso su pie en el sillón, enmedio de mis rodillas y me empujó con todo y mueble hacia atrás.

Sentí que el sillón perdería el equilibrio y caería, pero no, y afortunadamente salvé mis tacos.

Pinkimo se fué, haciendo un desmadre, tirando todo lo que podía a su paso, gritando y gruñendo.

Un rasguño apareció en mi pierna.

—¡Chinga tu madre, pinche cuadro pendejo! —vi como aventaba un marco de foto, roto obviamente.

Y escuché un portazo después.

No volví a verlo por el resto del día, y quizá así fué mejor.

[...]

Mis cosas, todas rotas.

Mis platos en el piso, algunos muebles hechos un asco, cristales quebrados en el piso, chingos de líquido negro y basura de chatarra y papel.

¿Por qué hacía todo esto?

Tenía mucha curiosidad, ese pendejo no paraba de rondar mi cabeza, alcé su puto desmadre.

Levanté lo mejor que pude, me deshice del huevo que preparó, lavé todo lo que me resultara sospechoso, y cuando terminé y mientras estaba frente al computador, sentí una punzada de ardor en el mismo dorso de mi mano donde apareció la marca del tenedor.

¿Si yo me hago algo él también lo sentirá?

Pinche incógnita mamalona, ¿debería de hacer algo para comprobar?

Podría darle un mal golpe en el pico de las paredes, solo para que quede la marca y pueda notarlo cuando ese mamón vuelva. Y si resultaba que no, tal vez iba a quedar como un pendejo.

Pero más pendejo imposible.

Me sentía bien idiota, quizá gracias a tanta pastilla, estrés y mis conclusiones pendejas, pero eso me dió el valor de dar el golpe sin pensarlo dos veces.

-¡No mameeeees! -sentí un vergo de dolor en mis falanges, tenía raspada la sección de los nudillos, estaba de color rojo culero y no se me ocurrió nada mejor que sacudir esa mano y dar brincos como tarado.

Con agua fría alivié ese dolor, al chile si estoy bien pinche pendejo.
Pero nadie me detiene. Ni a nadie le importa.

En el lavabo ví mis cicatrices, por las que había empezado toda esta pendejada... ¿de verdad eran mías o eran un ataque hacia él?

Putas preguntas, justo tengo un chingo cuando ya no está aquel mamador.

Si estoy, ¿estamos?, conectados por alguna cosa estúpida ¿eso significa que lo necesito para alguna pendejada?

A Causa Del Estrés.【Negas×Pinchimono】 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora