6.

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Desperté.

Sí wey, no mames qué notición.

Tenía chingos de comezón por todo el perro cuerpo. Pinches analgésicos putos.

Recordé lo de ayer y en chinga me fijé si seguía entero. Al parecer, sigo completo, y sarnoso a la verga.

Iba a seguir durmiendo bien chido, y mi celular sonó.

¿Así se siente que te llamen? Ps se siente chido, pero que no mamen ahorita.

Colgué, y volvieron a llamar.

Mmta madre.

-¿Qué?

-¡Neguis! ¿Estás bien? -era el joto del Checker.

-¿Qué pedo, por qué preguntas?

-Ay shiquito, que ayer asaltaron una casa cerca de la tuya y mataron al dueñis. ¿No has escuchado el ruidero que seguro hay?

-Me estoy pinches muriendo, sólo quiero dormir, chingados.

Me levanté pendejamente para acercarme a la ventana. Sí, pinche chismoso que soy. Había un chingo de cerdos afuera, y la casa estaba graffitieada.

-Ay, cuídate mucho shiquito, no sé que haría sin tí, ay no, ni pensarlo. A propósito, ¿Cómo te sientes sha? Ñoñis y sho podríamos ir a ayudarte si quieres.

-Pues tengo leve intoxicación wey, que tanta pinche pastilla casi me mata a la verga.

-¿A la dónde? Que rico. Ay, entonces no te fue tan mal.

-¡No mames, no! Estoy bien, si me muero no hay pedo.

-Ots, no hables así shiquito.

-Mjmh.

Hubo un silencio, lo suficientemente largo como para que pensara que ya me había colgado el cabrón, pero no, vi la pantalla y seguía en llamada.

-Bueno ya. Adiós.

Le colgué otra vez, y volví a mi cama a intentar dormir.

Pinche comezón. Como mama.

Y como pinches siempre, me dió hambre.

Ah, quiero dormir pero también quiero tragar. Ps lo que caiga primero, si me quedo dormido pues chido, y si no, me levantaré a saquear mi propio refri.

Si wey, ¿por qué este pinche vato no sólo va a tragar y deja de molestar? Por hueva.

No se detuvo mi sistema, ahí estaba la respuesta. Gracias al hambre me voy a levantar.

-¡Vale madres! -grité.

No había nada en mi pinche cocina. Qué pedo, ayer todavía sobraba cereal, y creo haber visto Marochans antes de irme a dormir. Ni pinche pizza fría hay.

Tendré que putas salir para no morir de inanición, pinche estómago chillón. Y más ahora que tengo un chingo de hambre.

Me busqué unos pantalones, agarré dinero, mis llaves y salí al super más cercano.

Puto super.

Puto Sol.

Putos carros.

Puta gente.

Los odio.

En el camino mucha gente me miraba, con cara de asco. Pinche estrés cabrón.

Entré al super y le robé el único carrito que quedaba a una señora obesa, estaba distraída por ver un desmadre ajeno; había una adolescente pelirrosa en medio del camino, haciendo un berrinche al parecer.

-Pero hija, no puedes hacerte extensiones en las mejillas, no podrás comer -Habló un señor con voz inexpresiva.

-¡Te odio, papá! ¡Me voy a ir de casa otra vez y para siempre!

Ahora pelinegra, se echó a correr, su padre se quedó ahí, azotando su cabeza en un estante sin hacer alguna expresión de dolor.

-Quítese señor -lo empujé con mi carro.

La señora volteó a verme al notar que ya no había nada atrás de ella. -Pinchis vándalos punks.

Pinchi gente rara. No sé ni porque vivo aquí. Pero hoy es el día del éxito, nenes. Así que hoy me la van a pelar todos.

Recordé los rastrillos y en chinga fui por ellos. Y también queso, porque sabe bien vergas.

¿Qué alimentos se necesitan para sobrevivir? Llevar chingos de Marochans no es opción. Sándwiches tal vez.

Después busqué más de ese delicioso cereal tapa-arterias.

Caminé hacia la sección del cereal y...

Vale madres, sólo quedaba uno y una chica lo tomó antes que yo.

-Ay no, Mónica Pancrasia. Te hará ver más gorda -dijo una voz jota de quien-sabe-dónde.

Ella sollozó como solo una gorda sabe hacerlo, hundiéndose y lagrimeando, y dejó el cereal donde estaba.

A huevo ya es mío.

Fuí a pagar a cajas rápidas, el Ramón estaba ahí, atendiendo al wey que estaba frente a mi.

-Cámara Ramón. Apúrate wey.

-Lo siento señor, pero me marca que su tarjeta ya no tiene fondos.

Puta madre.

[ ... ]

Al fin en casa nenes.

Dejé las compras en la cocina.

Pero ya para que, hasta se me fue el pinche hambre del puto estrés de haber ido al pinche super.

Volví a la sala y prendí la tele. Mientras cambiaba de canal me asomé hacia afuera. La policía seguía enfrente. Y los muy pendejos estaban confundidos.

Y mientras tanto, vi como el wey ese se iba de lo más tranquilo después de haber rayado sus patrullas. Pinche letra culera la de ese wey, al parecer había puesto algo como...

"Pinkimono".

Neta que pendejos.

—¡Mira mamú! Están haciendo un trabajo de noobs —gritó un niño meco al pasar.

Me cagan los niños.

Bueno, Ral no tanto, lo que me caga de él es su pinche actitud pendeja de positivismo y felicidad. Pero como ya me vale madres desde que me mudé, no sé si ya cambio su forma de ser.

Como sea. Le puse al precioso canal 5, y volví al sillón.

Que hueva, me estaba quedando jetón.

Pero como nada es justo en esta vida, algo me interrumpió.

Escuché ruido en la cocina, fuí a ver.

¿Ya se la esperaban, verdad?

Pues sí, el éste pendejo estaba ahí bien a gusto tragándose mi comida.

—¿Qué me ves, puto?

—No mames ¿cómo entraste, cabrón?

Se siguió chingándo de mi cereal, tenía alzada su pinche máscara hasta la nariz.

Que puto asco, tiene la lengua azul.

—¡Lárgate de mi pinche casa!

Y nada, el cabrón siguió tragando de lo más tranquilo.

Hubiera preferido que se quedara así, pero no. Hasta la cocina se escuchó el intro de la serie de Las Tortugas Ninja, y el cabrón se levantó de un brinco, tirando toda la pinche caja de cereal y provocándome un infarto de paso.

—¡LAS TORTUGAS NINJA ! ¡WOOOOOOOOH!

El wey empezó a convulsionar en algún tipo de baile que lo hizo verse aún más pendejo. Corrió al sillón y se echó sin más.

Tengo el presentimiento de que me va a cargar la verga.

A Causa Del Estrés.【Negas×Pinchimono】 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora