༄Ya no existen༄

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El de armadura estaba sentado en un pequeño prado, aun impactado por la información que había procesado, el solo veía a ambos chicos discutir.

— ¡TODOS TUS PLANES SON MUY ESTUPIDOS TAKESHI!.

— ¿PUES TIENES OTROS IMBÉCIL?, ¡¡ELLA NO ESTA MUERTA!!.

— ¿¡COMO ESTAS SEGURO DE ESO!?.

— El simbolo aun brilla... —  Este le enseño su pecho al albino, dejando ver un símbolo muy parecido como a la vez que fueron al desierto.

Antes de que el albino respondiera, el de armadura habia hablado.

— Llevame con tu padre Gluttony.

— Bueno. — Le sonrió.

— El no puede... — Menciono el Albino, tratando de meterse en la conversación.

— ¿Que otras opciones tenemos en nuestras manos?. — Fruncio el seño — Recuerda que este homunculo no es peligroso a menos de que le den ordenes.

— Ustedes, vendran con nosotros. — Aclaro el de armadura, comenzando a caminar.

— ¡Pero es un gran peligro Joven Al!. — Menciono el albino.

— Me contaran todo, ¿Acaso son quimeras?.

— Ambos fruncieron ligeramente el seño — Solo somos protectores de nuestra diosa. — Hablaron al Unisono.

— ¿Diosa?, ¿Que diosa?, ¿Así llaman a Aíne?.

— No tenemos que decirle algo tan repentinamente, algo que nisiquiera Okairi sabe... — Le susurro al oído el albino.

— Solo le hablaremos un poco de nosotros, y aparte necesitamos ir con ellos, nuestra mujer esta ahí adentro.

— Si lo dices de esa forma... suena algo r-raro... — Se ruborizo ligero.










[...]





































— ¡ATRAS!. — Me quite los guantes, dejando mostrar mi automail.

— ¡YA CALLENSE, BASTA!. — El rubio se tapaba uno de sus oidos, tratando de evitar escuchar los lamentos de aquella forma tan monstruosa que había optando Envy — Levanto su automail, tratando de cortarlos, pero algo hizo detenerse abruptamente.

— Hermano, ¡Juguemos!.

Aquel rubio solo quedo conmocionado y totalmente petroficado, a lo que envy aprovecho totalmente la situacion.

Ya se acabo la hora de jugar. — Levanto una de sus garras, tomando al rubio y azotandolo con el duro suelo.

Se pudo escuchar un fuerte quejido de dolor de aquel, el cual quedo en el suelo.

— Maldi...cion... — Hablo muy adolorido, mirando a Aíne.

— ¡EDWARD!. — Grite con desesperacion, al ver como era cubierto por una especie de humanos deformes — ¡DEJALO!, ¡¡DEJALO!!. — Pego un fuerte grito, liberando aquel calor, el cual pulverizaba al instante, liberando al rubio, el cual estaba siendo levantado por aquellas deformidades, y alejando al homunculo.

— Aí-Aíne... — Menciono a este somnoliento, mientras sentia como era atrapado por el mismo.

— ¿¡QUÉ CREES QUE ESTAS HACIENDO DANDO LASTIMA!?. — Cayó de una manera muy limpia al suelo.

†Eʅ Cαsƚιɠσ Dҽ Dισs†  ⊱ᴇᴅᴡᴀʀᴅ ᴇʟʀɪᴄ x ʟᴇᴄᴛᴏʀᴀ⊰ 》ƒυℓℓмєтαℓ αℓcнємιѕт《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora