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─ Los hemos perdido muy fácilmente. ─ Menciono el rubio, el cual iba caminando en uno de los pasillos de los edificios abandonados de la mina, junto Con Aíne y Al ─ Pero... ¡ESTE LUGAR ES MUY GRANDE!

─ ¿Donde están Scar Y la niña?. ─ Pregunto algo irritado el de armadura, llegando a uno de los cuartos de aquel edificio.

─ Esta estaba revisando a sus amigos Caninos, acomodando sus chalecos para el frio ─ ¡Perfecto!, parecen estar bien. ─ Acaricio a ambos.

─ Es jodidamente difícil encontrarlos a menos de que ellos vengan hacia nosotros.─ Suspiro pesado, viendo como acomodaba los trajes de las mascotas de la chica ─ Mmmh.. Venga Aíne, no se van a enfermar, no te preocupes tanto ─ Parpadeo un par de veces.

─ Pero es que tampoco es que me quite mucho tiempo. ─ Se acerco a este, acomodando su bufanda ─ Tu procura cuidarte, se ve que eres mas propenso a enfermarte.

─ M-Mmmh.. Puedo hacerlo yo solo. ─ Aparto sus manos, acomodando su bufanda.

─ Se dice gracias, maldita cerda mal agradecida.

─ Este hizo otra de sus tantas muecas raras ─ Cierra la bo-

─ ¡Alphonse-sama!. ─ Se escucho la voz de una niña, lo que hizo que los tres se sobre saltaran ─ ¡Alphonse-sama!. ─ Efectivamente, era aquella niña que buscaban, la cual se abalanzo contra el de armadura, abrazándolo.

─ Si vino hacia nosotros. ─ Aclaro el rubio, irónico.

─ La invocaron.. ─ Dijo, mientras Seguía acariciando a sus mascotas.

Estos tuvieron una pequeña conversación, lleno de brillitos e ilusiones, hasta que El mayor de los Hermanos interrumpió.



─ ¡Oye, Oye mocosa!. ─ Sus ojos brillaron, de pura maldad, acercandose a esta, con otra de sus muecas perturbadoras ─Te extrañe!.

─ ¡AAAAHHH!. ─ Grito la Niña y su pequeño animal.

─ ¡No te dejare escapar de nuevo!, ¡Revelanos los secretos del Arte de la purificación!.

─ Solto unas risitas enamoradas, tomandose de sus mejillas ─ ¡Los hermanos se estan peleando por mi amor!, Pero edward-san, ¡No eres mi tipo!.

─ ¡No te hagas la tonta!. ─ Este se veía realmente molesto.

─ Edward, esa no es la forma de pedir las cosas. ─ Me acerque a la niña ─ Un gusto pequeña, Soy Aíne, Aíne Hikaru.

─ ¡El poco hombre que golpea a las mujeres!. ─ Frunció su seño.

─ Primero, no queria golpearte, reaccione muy tarde cuando me di cuenta que eras una mujercita, Segundo, tengo mas bolas que el rubio a mi lado-

─ ¡CIERRA EL OSICO ESTUPIDO!.

─ Y tercero... ─ Puse una mano encima de la cabeza de esta ─ Lamento haber lastimano a esta pequeña dama, no tenia la mas mínima intención... lo lamento de todo corazón.

─ Pero... el tambien es demasiado Lindo... ─ Pensó May, medio ruborizándose ─ ¡Ay no lo se!,D-Dejame pensarlo.

 ─ Todo el tiempo que sea necesario pequeña dama. ─ Achino los ojos, en manera que indicaba que sonreía.

─ ¡ES MUY LINDO!. ─ Volvió a pensar, volteando a otra parte, para que de un momento a otro hiciera una escena de celos ─ ¡Pero quien es ella Alphonse-sama!. ─ Vio como Una rubia salia de su armadura.

†Eʅ Cαsƚιɠσ Dҽ Dισs†  ⊱ᴇᴅᴡᴀʀᴅ ᴇʟʀɪᴄ x ʟᴇᴄᴛᴏʀᴀ⊰ 》ƒυℓℓмєтαℓ αℓcнємιѕт《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora