Una fraternidad, cinco chicos, ¡¿Y yo?!

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"Tan feliz de verte como de costumbre tan hermosa."

Soundtrack: I miss you — Adele.

Tiempo: Primer reencuentro.

Como de costumbre, ella es la primera en verlo.

—¡West!

La cabeza de Asher West giró bruscamente en la dirección de su voz. Sintió ganas de derretirse ante el sonido de Alex estando tan cerca, y no al otro lado de la línea. En otro continente.

Todos sabían que habían tomado sus caminos, no renunciando a los sueños de cada uno. Había que ser maduro para entender que no se habían dejado solo porque así lo deseaban, sino porque deseaban superarse.

—¡Alex!— Asher corrió hacia la chica mientras ignoraba con aire de suficiencia los rostros masculinos que ahora subrepticiamente robaban miradas a la hermosa morena que capturó la atención de este joven acelerado de cabellos azabaches . Asher dio grandes pasos mientras Alex luchaba por asegurarse de que su equipaje con ruedas no se enganchara en los tacones de sus botas.

Con una floritura dramática, Alex abandonó las manijas de sus maletas y envolvió sus brazos alrededor del cuello de Asher. A su vez, Asher la levantó con sorprendente fuerza y ​​la hizo girar... derribando su maleta rodante en el proceso.

—¡Ups!— Asher soltó y dejó caer a Alex sin contemplaciones. Aun asi la ojiazul no cayo al suelo de golpe sino sobre sus talones —Ojalá todavía haya espacio para mí en tu vida y no fui reemplazado por un tipo guapo, millonario y elegante—, bromeó Asher, con solo una pizca de amargura en su voz, mientras empujaba el equipaje más pesado de Alex.

Alex pasó su brazo libre alrededor del cuello de él con cómoda familiaridad.

—Creo que solo hay espacio para un Asher en mi vida .. A menos que me encuentre con otro Joven West que sea increíblemente hermoso, inmensamente rico, tenga un corazón cálido, sea genial con los niños y me adore por completo.— Ella lo miró seriamente con una mirada que siempre deja a Asher sin aliento por una fracción de segundo, —Entonces estás en problemas, señor.

Asher abrió el camino a través de las puertas corredizas y entró en el estacionamiento del aeropuerto.

El aeropuerto es pequeño, ya que sus únicos clientes suelen ser los que viven en la pequeña ciudad universitaria ubicada en medio de la nada: Italia. La ciudad más cercana está a una hora, el centro comercial más cercano está a cuarenta minutos - para consternación de Alex que en el fondo lo agradece porque sus primas no la arrastrarían allá de golpe-, y el Starbucks más cercano está afortunadamente ubicado en el centro de la plazoleta central. El coche de Asher estaba aparcado a solo tres espacios de la entrada. Alex nunca pensó que estaría tan feliz de ver el color negro hastiado a todo volumen del vehículo de motor. Extrañaba su hogar más de lo que quería admitir.

Porque vamos, para nadie era una mentira u secreto que el hogar de ambos estaba al lado del otro, apenas y los dos se veían por medio de video llamadas cada tres veces a la semana, esta era la primera vez que después de haber terminado el instituto estaban viéndose. Al rededor de un largo año.

—Bueno, es bueno saber que este semestre en el extranjero en Londres no me hizo caer totalmente en tu favor—, sonrió Asher, arrojando sus maletas en el asiento trasero de su auto. El maletero ya no se abre.

—Por supuesto no. He estado desorientada durante los últimos meses sin sus eructos sin disculpas y su insistencia intrusiva en que visitemos un centro comercial todos los jueves por la noche, además de no aguantar las fiestas de ustedes.— Alex se abrochó el cinturón de seguridad mientras Asher se deslizaba en el asiento del conductor.