04. Jenna Henman

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  NARRA ALEXANDRA

¡NO!

¡Esto tenía que ser una jodida broma?

¿Verdad que sí?

No puedo creer que este frente a mi, ella, por que ella, de todas las personas en la tierra precisamente ella tenía que ser, no puedo tener tan mala suerte.

—  ¿Cuánto tiempo quería sin verte? — chilla, y solo suspiro.

— Si... — chasqueo la lengua — Cuanto tiempo... — susurré viéndola.

— Así que... ¿Tú mami ya se cansó de ti? — se burla.

¡Se burla en mi cara!

— Al parecer quienes se cansaron fueron tus papás, ya que te mandaron a este lugar para que no les jodas las vidas. — dije de una manera sutil.

Ella se cruza de brazos y su escote se nota más de lo pensado.

Giro los ojos.

— Perra. — gruñe y chasquea sus dedos y dos de sus amigas se hacen tras ella.

— ¿Que? — la miro — ¿Acaso no puedes defenderte sola? — todos en la mesa se ríen y ella se va contoneando las caderas ganándose silbidos de los demás, pero se gira a mitad de su caminó para gritarme.

— No te dejare ser feliz mientras estés aquí. — con eso sale de la cafetería hechando humo por las orejas.

— ¿Por que no me sorprende que ella esté aquí? — mi amiga  apunta con su tenedor hacia la salida.

— ¿La conocés? — pregunta Connor.

— Te sorprende que lo haga ¿Verdad? — le digo y el niega.

— ¿Saben?  Creo que me sorprende saber que ella tenga una enemiga. — dice Asher.

— ¿Donde esta James? — pregunte al no ver al susodicho en la mesa.

— Esta con una de sus conquistas. — mi hermano se encoge de hombros.

No sé por qué no me sorprendió que eso pasará.

La verdad los chicos me habían caído bien no había Sido del todo malo estar con ellos, me estaba acostumbrando tenerlos cerca, y eso que llevaba un solo día con ellos – casi dos – y teníamos buena comunicación.

Un teléfono suena y todos mirando quién es, pero se quedan mirándome.

Eleve mis cejas y entendí que era la dueña del proveniente sonido, saco mi celular y contesto.

- ¿Hola?

- Alex qué bueno y contestas.

- ¿Mamá?

- ¿Quien más?

Estaba sorprendida ella nunca me llamaba, mi hermano frunce el entrecejo.

- ¿Qué quieres? - pregunté.

- Acaso no puedo llamar a mi hija.

Rió irónicamente, y llevo mis dedos al puente de mi nariz para tranquilizar el estrés.

- Habla ¿Qué quieres?

- Tienes que ir a una cena el sábado que viene con tu hermano, necesito que cierres un negocio.

- ¿Por que no vas tú? - pregunté de mal humor.

- Por que me voy de viaje con mi esposo.

Una fraternidad, cinco chicos, ¡¿Y yo?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora