15. "Confesiones y Corazones rotos"

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NARRA ALEXANDRA

Aún recuerdo cuando tenía seis años y me gustaba jugar a las princesas, disfrazarme de ella y creer que algún día volaría.

No comprendía muy lo de la ley de la gravedad, de las concecuencias que traería al tener una gran imaginación y creerte una libre mariposa.

Recuerdo haberme subido a mi casa del árbol que construyeron mi padre y mi hermano. Me puse al borde y salte de ella, lo que no sabía era que no podemos volar, no podía tener esa libertad que tanto anhelaba. Lo que si sucedió fue que me fracture el brazo izquierdo al caer sobre él, llore demasiado, mi padre vino a mi me tomo en sus brazos tratando de calmarme, me llevo a urgencias y desde ese día me había vuelto una completa chica problemas, "su chiquilla problemática" así solía llamarme, pero pese a todo eso aprendí que la vida nos golpea duro, nos golpea fuertemente destruyendo todo a nuestro alrededor.

Pero siempre estarían personas a tu lado para consolarte y ayudarte a superar aquello.

— ¿Estás bien? — pregunta cuando me separé de su pecho.

Sorbí mi nariz por segunda vez y asentí.

— Disculpa por mojar de lágrimas tu camiseta.

Se encoge de hombros. — Ya me comprarás una. — solté una débil risa — Bueno al menos te hice reír.

— Gracias. — murmure.

— No fue nada — su mano suavemente pasa por una de mis mejillas y retira el rastro de lágrimas que había, sus ojos me miraban como si fuera lo único que hubiera en su mundo y más coraje me dio al saber que nunca le gustaría.

¿Por qué me pasaba esto a mí?

¿Por qué tenía esta suerte?

¿Por qué me gusta?

— Asher... — murmure, el me miró a los ojos, sentí como si un millón de fuegos artificiales explotaran haciéndome sentir una super estrella famosa de Hollywood en medio de aquella escena donde se quedaba con el chico que le gustó siempre luego de haberse confesado y besado... Esta era la vida real, no una maldita película de ensueño.

— ¿Qué ocurre?

Sonreí de lado, no diría nada. — Nada, se me olvidó lo que iba a decir.

— Si es por lo de tu hermano, no te preocupes.

Negué. — No era eso.

— ¡Qué bueno!

Sonrió, parecía tan feliz que lo envidie por un momento.

<< Dile antes que sea tarde. >>

— Si. — aparte un momento mi mirada de la suya.

— Alex, tú... — lo miro otra vez, veo como empieza a sonrojarse un poco, un leve rubor en sus mejillas — Me gustas, Alex... Me gustas mucho.

¿Qué se supone que debía hacer? ¿Besarlo? ¿Corresponder? ¿Ingnorar?

— Yo creo que escuché mal. — reí nerviosa, su tacto en mis mejillas se hizo presente al posar sus manos alrededor de mi rostro acunandolo.

— No escuchaste mal... — sonríe — Me gustas... ¡Vaya! No fue tan difícil decírtelo.

Me quedé callada por un momento mientras él seguía sonriendo.

— Lo siento. — hable luego de varios segundos en silenció, su ceño se frunció, estaba confundido — Lo siento Asher, pero... No me gustas, no puedo corresponderte. — con mis manos retire suavemente sus manos de mis mejillas.

Una fraternidad, cinco chicos, ¡¿Y yo?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora