07. Eres muy inocente

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Narra Alexandra

— ¡No más! — me deje caer en la cama.

— Va entrar, solo espera. — dice Connor en la misma posición de siempre.

— Es que está muy pequeño el orificio. — James suspira mientras niega — ¿Por qué será tan pequeño?

Eleve una ceja. — Acaso crees que yo sé. — dije con poca paciencia.

— Ya casi. — dice Connor.

Ni siquiera sé por qué hacemos eso, ya íbamos tarde al instituto, y no me convenía tener una falta.

¿A quien putas le miento?

¡A la verga las faltas! ¡Simplemente quiero que esa cosa entre en el hueco!

— ¡HAY! — exclamé de dolor apenas me lastime.

— ¿Duele? — pregunta James.

— ¡No idiota!

— Interesante. — murmura — Yo estaría llorando. — frunce el ceño.

— ¡Joder entro! ¡Entro! — dice Connor  feliz.

— ¡Si!

La puerta de mi habitación es abierta por mi hermano con un bate de Béisbol.

— ¡¿Qué entro?! ¡¿Que están haciendo?! — dice exaltado.

Carter deja caer mi su mano y mi oreja sufre un dolor inmenso.

— ¡Aush! — me queje — ¡Estúpida soltaste el arete!

— Tanto esfuerzo para que se saliera otra vez. — se queja James.

— ¿Arete? — pregunta mi hermano confundido.

— Si. — dije mientras lo buscaba en el suelo — Los chicos me estaban ayudando Ya que no entraba. — lo mire — ¿Que creías?

— Em... Nada, Solo... — deja el bate a un lado — Creo que iré a hacerme un examen de audición.

Sale de la habitación dejandome confundida, miro a los chicos que se estan riendo.

— ¿Qué pasa?

— Eres muy inocente. — dice James entre risa.

— La verdad que tus acciones dejan pensando a la gente. — le sigue Connor.

Fruncí mi ceño. — No entendí. — murmuré — Mejor vamos a estudiar, ya tendré una falla.

Iba e entrando sigilosamente al instituto, debido a que los idiotas no me habían esperado, pero no contaba con encontrarme el director.

— Señorita Morgan. — veo al director — Pensaba entrar a clases sin que me diera cuenta. — sonó más afirmación que pregunta.

— Pues Ya que usted lo pone de esa manera. — hago una mueca — Tal Vez si.

— Además de problemática, también es cínica. — susurra pero alcance a escuchar — A mi oficina.

Giro los ojos. — Por que no le dice a mi hermano y sus amigos lo mismo. — me cruce de brazos — No soy la única que llego tarde.

— ¡Morgan a mi oficina ahora! — exclama y lo sigo.

Qué más da, ni siquiera quería entrar a clases.

***



Enterré el tenedor con furia a la carne y la lleve de mal humor a mi boca para masticar.

Una fraternidad, cinco chicos, ¡¿Y yo?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora