Capítulo 11: La verdad

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23 días después

El día estaba soleado y templado, y Harry se encontraba sentado en el balcón del departamento. Estaba tomando una taza de té y leyendo un libro. Sin embargo, aunque su mirada pasaba palabra por palabra, su mente vagaba en otra parte.

Hacía casi un mes desde ese domingo en que había discutido con su padre. Al día siguiente, ya más tranquilo, había hablado con su madre, disculpándose por haberse ido de esa manera. Sin embargo, volvió a hablar con Ben recién tres semanas después, luego de que este le enviase varios mensajes invitándolo a que fueran a desayunar juntos. Lo hicieron, sin hablar sobre el problema que tuvieron. No obstante, algo había cambiado.

Harry amaba a Ben, de eso no había duda. Siempre había sido un gran padre, a pesar de sus diferencias. Pero últimamente la imagen de "padre perfecto" que siempre tuvo de él, no hacía más que oscurecerse. Y no hay nada más duro y triste para un hijo, que comenzar a darse cuenta de que su "héroe" y "ejemplo a seguir" no era en realidad quien creía que era.

Harry cerró su libro, y dejó su bebida caliente a medio tomar en la pequeña mesita que había al lado suyo. Se inclinó mejor para ver el río Támesis desde donde estaba, y tuvo ganas de ir a dar un paseo. Automáticamente pensó en decirle a Louis, pero no creyó que podría animarse a pedirle tal cosa.

Desde que habían hablado ese domingo por la tarde algo parecía haber cambiado entre ellos, y definitivamente no para bien. Harry miró para adentro disimuladamente, y vio al castaño acostado en el sofá mientras sonreía y aparentemente hablaba con alguien con su celular. Genial.

La realidad es que no habían peleado, pero tampoco había sucedido nada bueno. Nada estaba malditamente bien.

Es cierto que Harry había sentido mucho miedo de que su padre supiera algo de sea lo que fuera que estaba sucediendo. Por un momento había pensado en decirle al ojiazul que todo había sido una locura, un actuar inconsciente de ambos por los efectos del alcohol. Que ninguno de los dos era gay, ni siquiera bisexuales, y que lo que pasó no debió haber pasado.

Sin embargo, nada salió de su boca. En realidad, no fue necesario hacerlo. Cuando Louis llegó al departamento se saludaron como lo hubieran hecho normalmente, y luego hubo un momento de tensión que pareció no tener fin. Sentados en el sillón, con una película reproduciéndose en la TV a la que no prestaban atención alguna, fueron presa del silencio más incómodo de sus vidas. Sin exagerar.

Harry quiso, en serio quiso expresar palabra, pero no lo hizo. Y Louis, quizá desesperado por la aparente indiferencia y quietud del rizado, rompió el hielo, preguntándole cómo había estado su día. Harry giró su cabeza para mirarlo, y tal como sospechó que sucedería, se sintió vulnerable ante aquella intensa mirada azul.

En ese instante sintió temor, y un nerviosismo inimaginable recorrerle cada entraña del cuerpo. Y como hubiera hecho normalmente, pues a pesar de todo seguía siendo su mejor amigo, le dijo que había peleado con su padre, sin darle detalles al respecto.

Louis quizo saber más pero no preguntó, al darse cuenta de que su amigo no quería hablar de ello. De repente, sin saber qué decir, quedaron mirándose el uno al otro, por más tiempo del que pretendieron. Entonces el castaño, llenándose de valor, se acercó un poco a Harry. Estiró su brazo, y muy lentamente, con todo el cuidado que pudo, lo tomó de la mano.

Y algo se quebró dentro de Louis, cuando Harry se apartó de su toque.

Se quebró cuando con ese simple acto supo (o al menos eso quiso etender él) que el ojiverde no sentía lo mismo por él, y que debía olvidar cualquier atisbo de sentimientos que creyó tener por su mejor amigo. Nada salió de la boca de Harry, porque su actitud expresó lo que Louis más temía.

¿Sólo amigos? [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora