"no, Draco malo"

6.7K 751 45
                                    

Draco le acarició con cuidado y ternura detrás de la oreja izquierda. Harry se recargó en el toque casi ronroneando.

—Harry.

—¿Mhm?

—¿No quieres jugar un rato?

Negó apartándose del toque y volviendo a su lectura sobre hechizos curativos. Se encontraban en su habitación de Hufflepuff sin preocupaciones, pues era un sábado por la tarde.

—Cariñoooo —comenzó Draco. Se tiró en la cama boca arriba a un lado de los apuntes de su novio.

—¿Mhm?

—Quiero jugar.

Harry suspiró dramáticamente cerrando su libro, lo lanzó sin cuidado a su mesita de noche. Sus piernas se vieron invadidas por la cabeza rubia de su novio, se inclinó y lamió su nariz.

—No deberíamos pasar tanto tiempo como nuestras formas animagas, cielo. ¿No tenías problemas con el insomnio? Yo casi ronroneo cuando me tocas —. Rió picando descuidadamente la mejilla sonrojada de Draco.

—Minny nos dijo que está bien practicar y tener una conexión con nuestro animago.

—La Profesora McGonagall —corrigió Harry-, no está aquí y tú no has hecho tu trabajo de Pociones.

Al ver el puchero tierno que adornaba los labios rositas, Harry se inclinó y le dio un beso—. Tal vez otro día.

Draco arrugó la nariz y se levantó.

Lo siguiente que escuchó Harry fue el gruñido de un hurón albino y nariz rosada. El animalito le miraba fijamente desde el suelo.

Le frunció el ceño y negó.

—No, Draco malo —. No pudo evitar reír cuando el animalito brinco hasta el sillón individual y regresó en su camino jugueteando.

—No creas que así me vas a convencer, hurón —Contradictoriamente colocó sus pergaminos en el mismo lugar que su libro y se levantó de la cama para sentarse en la alfombra. Draco corrió y se le lanzó encima mordisqueando su oreja.

—Nooo, amor, basta. —dijo en medio de las risitas.

El hurón se quitó y volvió a correr por la habitación, Harry sonrió enternecido.

Cinco minutos más tarde, cuando Justin Finch-Fletchley fue en busca de unos caramelos, se encontró con un gatito de enormes ojos verdes correteando a un hurón.

Recibió un gruñido de Draco que le hizo retroceder.

Justin estaba al tanto de sus prácticas como animagos y prefería no interrumpir, más cuando Draco parece ser terriblemente territorial con su gatito Potter. Más de lo usual.

Cerró la puerta tras él y levantó la mano en dirección de Zacharias Smith que le miraba extrañado por volver sin los dulces— No preguntes y no entres si no quieres ser mordido por Draco.

Más tarde, a la hora de la cena, Harry no evitó caer en la tentación de tomar un gran vaso de leche bajo la atenta mirada de la Profesora McGonagall, quien reprimió una sonrisa cuando Harry fue mimado por Draco de una forma peculiar.

Mil y una Vez MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora