Mil y una Vez Más

"¿Cómo si cortara el hongo de la muerte?"

Harry le disfruta cocinar al modo muggle, después de superar sus traumas viviendo como un elfo doméstico con sus tíos, se permite relajarse y cocinar para él mismo... Y para su novio mimado.

Por su parte, Draco se vio sumamente ofendido cuando Harry lo corrió de su cocina, por lo que se plantó firmemente en la puerta de la habitación y se rehusó a no ser de ayuda.

Aunque de eso, puede irse arrepintiendo.

—¡Potter, ¿qué se supone que haga con los champiñones?!

—Córtalos en cuatro, Draco.

—¿Cómo si cortara el hongo de la muerte?

—No, amor. No necesitas ser tan cuidadoso, tal vez como si cortaras cochinillas.

—¿Y la cebolla?

—Eso lo puedo cortar yo, no quiero que te pique.

—¿Por qué habría de picarme? Yo trabajo con mandrágoras diariamente, recolecto piel de dragón y cultivo semillas de fuego. Puedo con esto. —Harry estaba de espaldas, revolviendo solo un poco su sopa que desprendía un olor exquisito.

Resopló— Solo déjalo ahí, ya voy—. Solo fue un par de minutos que sintió como segundos, cortando un poco más de hierbas y agregando vegetales, cuando el silencio en la cocina le hizo -irónicamente- ruido, por lo que dirigió su mirada a su novio.

Draco estaba con los hombros tensos que subían y bajan en lo que podían ser respiraciones entre cortadas. Se alertó un poco cuando escuchó un quejido.

—Maldito, Potter.

Le abrazó por los hombros y besó una lagrima que baja por su mejilla— Te dije que yo lo haría.

—¿Por qué me dejaste hacerlo? —lloriqueó, deslizándose a un lado para dejar que Harry se sentará en su lugar.

—Porque soy malvado.

Draco se acurrucó a su lado, restregando sus irritados ojos y nariz en la camiseta ajena. —Te odio.

Harry sonrió de lado y se agachó para besar su cabello— Yo también.