Draco se apareció junto a su madre Narcissa en la cocina del número doce de Grimmauld Place, ahí estaban rodeados de los miembros de la orden del Fénix. Todo en absoluto silencio.
Le pesó en el alma ver a Remus tan derrotado en la vieja silla del comedor, se acercó y colocó su mano en el hombro en señal de apoyo, de pena.
Absoluto dolor.
—Lo siento tanto, Remus.
El castaño lo vio por unos segundos antes de asentir—. Gracias, Draco.
Unos pasos se escucharon y con el corazón en la garganta, espero la mata de cabellos azabache que tanto quiere y, se preparó para correr a sus brazos. En cambio, entró con paso apurado Hermione y Ronald, ambos con aspecto deprimido, rostros rojizos; tenían los ojos y narices irritados.
La chica se lanzó a abrazar al rubio— Oh Draco.
La apretó fuertemente, y tal como hizo con Remus, le mostró su apoyo a Ron. No le venía mal demorarse unos pocos minutos platicando con ellos. Sin embargo, su corazón estaba lleno de ansiedad por ver a Harry.
Se apartó suavemente de ambos. —Yo...
Hermione se cubrió la boca para parar un sollozo— E-está destrozado, no q-quiere hablar con nadie. Se encerró en su habitación.
Ron atrajo en un abrazo a su mejor amiga, dándole un refugio para ocultar su rostro. Él siguió con la explicación, habló bajo y ronco—Traté de abrir la puerta, Tonks me ayudó, pero creo que está fuera de sí, nos lanzó fuera con su magia. —Tragó saliva— No qui-, no queremos que se lastimé. Solo a ti reaccionará.
Draco respiró profundo tratando de bajar la bilis que le amenazaba con salir. Repentinamente sintió sus piernas temblar ante el pensamiento de Harry lastimándose sin querer.
Se inclinó y dio un casto beso en el cabello a Hermione— Vayan a descansar, se ven agotados. ¡Kreacher! —el elfo se apareció de inmediato ante el llamada del Black, lo miró con el usual respeto—. Alista unas habitaciones..., lleva té relajante y algo ligero de cenar.
No espero las alabanzas del viejo elfo, y cruzó la cocina con dirección a las escaleras.
Conocía perfectamente el lugar. A partir de su tercer año había acompañado a Harry durante el verano, Draco huía noches enteras para visitarlo y pasar horas hablando.
Ahí en las anticuadas escaleras, el año pasado, Draco le robó un beso a Harry el día de su cumpleaños.
Sonrió triste por el recuerdo.
No sabe cuánto tardó en recorrer hasta la habitación de su novio, pero cuando llegó, quiso echarse a llorar.
Draco vivió toda su vida en una casa repleta de antiguos y preciados objetos repletos de magia, algunos de la oscura. Con el tiempo, aprendió a percibir y manipular; es por eso, que la palpable depresión y fuerza de la magia de Harry le estaba arrancando el corazón sin previo aviso.
No se permitió arrepentirse y tocó la puerta.
—L-largate Ron, no quiero verte.
La voz de Harry se escuchó apenas a través de la pesada puerta. Trago en seco y carraspeó para aclarar su voz débil. —Harry, soy yo...
No escuchó absolutamente nada. Volvió a intentarlo con más fuerza.
—Déjame entrar, por favor.
Un grito de frustración le espantó— ¡No te creo! ¿Tonks? ¿Hermione? No usen a Draco para entrar aquí.
La desesperación cubrió el aura mágica, por lo que inevitablemente dejó caer un par de lágrimas. —Cariño, soy yo, te prometo que estoy solo.
Se escuchó un golpe dentro, un par de maldiciones y luego nada. La aura mágica dejó de estar impregnada por todos lados.
Draco se asustó, pensando lo peor. Intentó abrir la puerta encontrándose con la sorpresa que ya estaba desbloqueada y, entró rápidamente cerrándola detrás de él.
La habitación estaba a oscuras, la cortina corrida no permitía que la poca luz de la tarde entrara.
—¿Mi amor? —preguntó al no distinguir bien en la penumbra. Sentía una dolorosa necesidad de ser tierno y lo más amoroso posible.
No quería irrumpir en su espacio, si Harry no tenía alguna vela encendida, él no realizará ni un lumus.
El sollozo de Harry le indicó que estaba cerca del escritorio, adivinó que era la bola de sábanas sobre el sillón.
Volvió a hablar— Estoy aquí, cielo.
Sí su padre le viera, seguro le mataría. No bastaba con haberse revelado en su contra y ser muy cercano a Granger y Weasley. Draco es orgullosamente el novio de Harry Potter. Por él sería el chico más sentimental, cariñoso y suave que ha existido jamás. Que se joda Lucius.
Lo siguiente que sintió fue el toque suave de Harry envolviendolo con su magia nuevamente, pero más amoroso y protector. Draco supuso que era para bloquear la puerta nuevamente.
Con una sonrisa sincera llena de tristeza, en aquella oscuridad que no le permitía verlo, Draco abrió sus brazos enormemente.- Ven aquí, Hazz.
Un par de golpecitos secos del suelo le indicó que estaba caminando en su dirección, cuando lo sintió cerca le tomó por la espalda baja. —Te tengo.
Harry volvió a sollozar con una increíble fuerza, entrelaza sus manos detrás del cuello de su alto novio y se impulsa para rodearlo con sus piernas por la cadera, cruzando sus tobillos por la espalda. Entierra su rostro en el cuello ajeno liberando completamente su dolor.... Entregándose, confiando ciegamente en que Draco le atraparía.
Como si estuvieran sincronizados, el rubio no vacila en mantener el equilibrio y sus movimientos son seguros, lo toma por el trasero para apretarlo a su cuerpo.
—Me tienes. —le respondió con voz rota.
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Mil y una Vez Más
Fiksi PenggemarNo sé las tablas de multiplicar, pero sé que Draco y Harry se aman [ Escritos algunos largos y otros cortos] 26 distintas vidas en las que Harry y Draco terminan juntos.