Emma pasó una noche horrible, odiaba estar en el hospital y era una paciente terrible nunca le había gustado tener que seguir órdenes y no poder levantarse de esa cama la estaba agotando, no durmió casi nada y se pasó la noche molestando a su padre que parecía estar bastante cómodo en el sillón auxiliar.
– ¡Emma! Eres la peor paciente del mundo. No soporto cuidar de ti que lo sepas.- Dijo su padre algo molesto por no haber podido dormir casi nada.
– Quiero irme ya, estoy cansada de estar en la cama. ¿Se sabe algo de Gold?
– Emma, cariño, me has preguntado hace diez minutos, puedes por favor relajarte y esperar, el médico pasará en un rato y te dejará irte pero te juro que si no te relajas te voy a atar a esa cama.- David estaba frustrado e irritado.
– Vale, lo siento.- Dijo riendo la rubia.
– No lo sientes... voy a tomarme un café, más vale que no te muevas de aquí.
David salió de la habitación y dio un fuerte portado, sabía que tenía que tener paciencia con Emma pero ella no se lo estaba poniendo nada fácil. Justo al girar en la esquina se dio de bruces con alguien.
– Perdone, iba distraído.- Dijo David levantando la cabeza.
– No se preocupe, parece cansado-. Dijo la morena al ver la cara del padre de Emma.
– Regina, lo siento. Emma me tiene un tanto asqueado.- Respondió David.
– ¿No se encuentra bien?- Preguntó la morena preocupándose por el estado de la rubia.
– Ella está bien, sólo que es una cabezota y una paciente horrible.-Respondió David dirigiéndose a la máquina de café que había justo al lado.- ¿Quiere?- Le preguntó a la morena que negó con la cabeza.
– ¿Le ha dado una mala noche?- Preguntó la morena sin poder evitar sonreír.
– Es como una niña.- Contestó David.
– Lo he notado... ¿Le importa que pase a verla?- Le preguntó educadamente la psicóloga.
– Por supuesto que no, a lo mejor así se relaja un poco. Le prometo que si lo consigue le haré una gran estatua en el centro de la ciudad.- Dijo David en tono irónico pero a la vez bastante en serio.
Regina se despido de David y se marchó a la habitación donde se encontraba la rubia, está no la escuchó entrar porque estaba nerviosa mirando todas las máquinas que tenía alrededor.
– Emma Swan, quieres dejar de tocar todas las cosas.- Dijo Regina con su tono de voz imponente haciendo que la rubia se sobresaltase.
– ¡Dios! ¡Qué susto!- Soltó la rubia mirando hacia la puerta.
– Tu padre tenía razón, eres una paciente horrible.- Regina se acercó a la cama y le dio un manotazo para que dejase de tocar los cables.
– ¿Has hablado con mi padre?- Preguntó Emma bastante curiosa, quería saber que le había dicho su padre.
– Así es, antes de entrar.- Dijo Regina con un tono bastante neutral.
– Morena, antes de seguir con este interesante tema... quiero un beso.- Emma lo dijo con su tono habitual de seducción.
ESTÁS LEYENDO
Caos
Hayran KurguRegina Mills es una gran psicóloga en proceso de divorcio y bastante dolida con su ruptura. Por su parte Emma es una detective de homicidios metida en problemas debido al reciente fallecimiento de su madre. Ambas se encontraran y... ¿Podrán estar ju...