Capítulo 4

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La semana comenzó como casi todas desde hacía unos meses, llegaban a la comisaria y acababa en el almacén de archivos haciendo lo que cualquier becario haría, realmente le parecía un castigo bastante humillante pero nunca admitiría eso delante de su padre.

A eso de las dos de la tarde Graham, su fiel compañero y amigo bajo a buscarla.

Swan, vengo a buscarte para ir a comer.- Gritó este desde fuera del almacén haciendo que la rubia se sobresaltara.

Graham no grites que me va a dar un infarto.- Respondió Emma saliendo de detrás de una estantería.- Venga, vamos a comer.

Creó que deberías mirarte primero en un espejo, porque eres una mezcla entre Eduardo manos tijeras y el enemigo de Spiderman.- Dijo este riendo mientras observaba el pelo de la rubia todo lleno de telarañas y despeinada.

¿Qué dices?- Preguntó esta sin saber a qué se refería su amigo y pensando que no era más que una broma.

La rubia se fue rápidamente al baño y se intentó arreglar el desbarajuste que había en su pelo debido a la mañana que había pasado entre las estanterías. Salieron de la oficina y se marcharon a un bar que había cerca de allí. Los dos pasaron una hora comiendo mientras que Emma le contaba al moreno su relajado fin de semana con Killian quien no había podido unirse a ellos debido a que un caso lo mantendría fuera de la ciudad toda la semana.

¿Me estás diciendo que Killian está interesado en una chica?- Sonrió ante la idea de que su amigo se volviese a interesarse de alguien.

Te lo juro, además es muy guapa. Lo malo es que tiene una extraña relación pero no se parecía interesada en él.- Contestó sinceramente.

Bueno... ¿Y tú?- Preguntó dándole un ligero toque con el codo y guiñándole un ojo.- ¿Algún ligue a la vista? Porque no me creo que Emma Swan lleve tanto tiempo alejada del mercado.

Va, Graham. Deja de decir tonterías. Además sabes que no estoy interesada en tener ninguna relación con nadie.- Contestó secamente provocando que el moreno le hiciese una muesca de desagrado.

Vale, no insisto más. Pero que sepas que te vendría muy bien echar un buen polvo.- Afirmó mientras daba un sorbo a su refresco.

¿Te estas ofreciendo?- Respondió siguiéndole el juego como hacía meses que no hacía.

Sabes que no eres mi estilo, Emma Swan. Además mi querido novio no estaría para nada de acuerdo.- Contestó viendo como la morena casi escupía el trozo de carne que había llevado a la boca.

¿Novio? ¿Qué me he perdido Graham?- Dijo sorprendida ante las declaraciones de su amigo, realmente había estado tan ensimismada que no había prestado atención a su amigo.

Si, la verdad es que sólo llevamos dos semanas. Pero quería que fueses la primera en saberlo.- Contestó Graham sonriendo.

Los dos pasaron el resto del almuerzo charlando sobre la nueva relación de su amigo y sobre todo lo acontecido durante esa semana. Ambos se marcharon a trabajar después de ponerse al día.

El resto de la semana pasó bastante tranquila, Emma seguía inmersa en sus trabajo de oficinista sin casi pisar la calle mientras que el resto de los agentes parecían disfrutar de esa situación, ella había sido la primera de su clase en la academia además de ser la mujer más joven en ocupar el cargo de detective y dirigir su propio equipo lo que provocaba cierto malestar entre algunos de los agentes masculinos de la comisaria por ello disfrutaban viéndola relegada a un segundo plano, además por su padre.

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