Capítulo 22

963 83 7
                                    

Emma llegó a la casa de la morena una hora después, había recogido la comida de su italiano favorito.

Hola.- Dijo Emma acercándose a la morena que abría la puerta.

Hola.- Regina recortó la distancia que había entre ambas y dejó un beso suave en los labios de la rubia, sin los tacones era algo más baja que ella y para llegar a sus labios tuvo que ponerse de puntillas y enredar sus manos en el pelo de la rubia.- ¿Cómo estás?- Dijo al separarse de sus labios.

Muy bien ahora.- Emma se separó y dejó la bolsa con la comida y se giró para observar a la morena que no le había hecho caso pero que llevaba un batín de seda corto y bastante trasparente. Los ojos de Emma se desorbitaron al fijarse en ese perfecto cuerpo.- Estas hermosa.

Emma se quedó durante un par de minutos sólo observando su cuerpo, sus ojos se cruzaron y la excitación fue evidente. Regina fue la primera en atacar, se acercó a la rubia y tiró de la camisa haciendo que un par de botones saltasen y desabrocho el resto dejando a la rubia en sujetador. Emma intentó besarla pero Regina se inclinó hacia atrás y no se lo permitió, siguió pasando sus manos por el abdomen esculpido de la rubia y subió sus manos hasta sus hombros para quitarle la camisa. Al verla así comenzó a dejas suaves beso sobre su clavícula y su pecho que cada vez estaba más acelerado.

Regina... me tienes loca.- Gimió la rubia ante los contactos de la morena.

Regina continuó con sus caricias, le quitó los pantalones a la detective dejándola en ropa interior aunque no tardó demasiado en desaparecer y dejarla completamente desnuda delante de ella. La psicóloga la empujó ligeramente a la detective que cayó bruscamente sobre el sofá y no podía dejar de mirar la lujuria reflejada en los ojos de la morena. Regina cayó sobre el cuerpo desnudo de la rubia y comenzó a besar su cuello y su mandíbula hasta llegar a sus labios.

Ambas pasaron más de una hora haciendo el amor, sus cuerpos parecían en total sintonía y por ello no se quería separar. Emma estaba acostada sobre el sofá boca arriba y tenía el cuerpo desnudo de la morena completamente encima del suyo pero disfrutaba del total contacto de sus cuerpos.

Este cuerpo debería estar prohibido.- Emma pasó su mano por la cadera de la morena.

Tu sí que eres hermosa.- Regina se acomplejó y Emma lo noto.

Preciosa, mírame.- Dijo Emma cogiendo la cara de la morena con sus manos.- No vuelvas a hablar así, tú eres la mujer más hermosa que he tenido la suerte de conocer. No quiero que pienses eso ni por un momento, eres guapísima y yo tengo la suerte de disfrutarte.

Regina dejó escapar una lágrima por su mejilla, la separación de su mujer le había dejado la autoestima algo baja aunque jamás lo admitiría.

Gracias. No es fácil dejar el pasado atrás.- Reconoció la morena por un momento.

No quiero que lo dejes atrás, es ese pasado el que hoy te ha llevado a estar aquí conmigo.- Dijo Emma mientras acariciaba el cuerpo desnudo de la psicóloga.

Eres increíble. Gracias.

Deja de agradecerme yo sólo quiero que seas feliz y que estés a mi lado.- Emma besó lentamente los labios de la morena y esta correspondió a ese beso.

Yo también lo quiero.

Espera aquí.- Dijo Emma levantándose poniéndose la camisa sin los dos primeros botones y sus bragas y llevando la comida a la cocina para prepararla.- ¿Dónde tienes el vino?- Preguntó desde lejos.

CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora