Capítulo 29

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Regina condujo durante más de cuatro horas hasta que encontró la pequeña cabaña que David le había descrito, parecía un lugar abandonado pero se veía que era el sitio perfecto en el que Emma se escondería del mundo. Dejó su coche en el camino y camino hasta la entrada, antes de tocar observo los alrededores por si veía a la rubia por la zona pero no parecía que estuviese por allí. Así que se acercó a la puerta e intentó abrirla pero se la encontró cerrada por lo que toco a la puerta, tuvo que esperar más de un minuto a se escuchasen ruidos dentro. La voz de la rubia se escuchó al otro lado.

Ryan, te pague ayer todo el mes. ¿Qué quieres ahora?- Dijo Emma abriendo la puerta abruptamente encontrándose a la morena delante.

A Emma no le dio tiempo a nada cuando notó como Regina se lanzaba contra ella y la besaba apasionadamente, tanto que casi se cae hacía atrás. Hacía más de tres semanas que no probaba esos labios y sus ansias fueron notables cuando Regina la empujó dentro de la cabaña.

Regina tiró de la camisa de Emma rompiendo todos los botones que tenía abrochados, ese movimiento hizo que la rubia se sobresaltase pero que no dijese nada, no podía resistirse a esos besos y a esas caricias, las había extrañado como nunca.

Fue la psicóloga la que volvió a tomar la iniciativa y desabrocho los pantalones de la rubia separándose de sus labios para quitárselos, Emma no parecía poner objeción pues la ayudo a deshacerse de ellos y ambas cayeron sobre el sofá que había en la pequeña sala, Regina cayó encima y comenzó a besar el cuello de la rubia que sólo podía soltar gemidos de placer ante el necesitado contacto. Regina bajo sus besos llegando a su pechos y con un ágil movimiento le quitó el sujetador para poder besar sus pechos y así lo hizo, los acaricio, los lamió, los succiono hasta que estuvieron duros y totalmente excitados, Emma parecía no poder resistirse, había echado de menos a la morena y verla en ese papel dominante la hizo excitarse y no poder resistirse a ella. La morena siguió bajando y llegó a la zona tapada por las bragas de encaje de la rubia, no se molestó en quitárselas simplemente coló su mano por dentro y comenzó a masajear el clítoris de la rubia que seguía como en una nube.

Para.- Dijo la rubia que intentó recuperar la compostura.- Necesitamos hablar.- Dijo después pero sin que Regina reculase.

No nos sirve de nada hablar, así que te diré todo lo que tengo que decir pero haciendo el amor.- Soltó Regina muy segura de sí misma.

La psicóloga volvió a subir y atrapó los labios de la rubia para que dejase de hablar y se centrase en sus caricias, Emma comenzaba a gemir sin parar por lo que Regina aprovechó para introducir dos dedos en su interior y comenzar a penetrarla lentamente para hacerla sufrir. Emma necesitaba un poco más pero Regina no parecía dispuesta a dárselo así que intentó meter su mano para acariciar su clítoris cuando la morena la sujeto.

Nada de eso, Swan. Ahora vas a sufrir lo mismo que lo he hecho yo estas tres semanas.- Dijo Regina con una sonrisa triunfadora en sus labios.

Siguió con la tortura durante unos minutos más, pero cuando notó que Emma no podría aguantar más aceleró el ritmo, lo que hizo que el cuerpo de Emma se contrajese y se corriese en su mano. Regina salió de ella lentamente y dejó un beso en sus labios.

Nadie, escúchame bien, nadie te va a hacer el amor como yo y nadie te va a querer como yo. Recuérdalo para la próxima vez que quieras dejarme con una nota.- Dijo Regina levantándose y dirigiéndose a la puerta para irse aunque realmente lo que quería es que Emma la parase y hablase con ella. Forzarla a que dijese lo que pensaba, sabiendo que la rubia no lo haría si no la pusiese entre la espada y la pared.

No te vayas.- Gritó Emma cayendo en la trampa elaborada por Regina.- Lo siento... quiero que seas feliz.

Soy feliz cuando estoy contigo. -Dijo Regina mirando hacía la puerta.

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