Capítulo 14

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Regina despertó ese lunes más contenta de lo habitual, Emma había conseguido algo que no podía explicar, por primera vez en meses se sentía contenta y ella tenía mucho que ver. Se levantó y se preparó para hacer el desayuno y llevar a Ronald al colegio su hermana no volvería hasta el martes y ella no quería dejar al niño con una canguro.

Ronald, cariño. Vamos a desayunar que llegamos tarde.- Dijo acercándose a la cama de su sobrino y dejando un beso en su frente.

Tita... ¿Mama cuando viene?- El niño se sintió extraño al despertar en casa de su tía sin su madre, a él gustaba pasar tiempo con ella pero echaba de menos a su madre a pesar de haber pasado el día anterior cerca de una hora hablando con ella.

Viene mañana. ¿Es que no te gusta estar conmigo?

Claro que sí. Sólo que quiero que mama también este con nosotros.

Bueno... mañana cuando vengas del colegio ella estará aquí. Te lo prometo.

Vale.- Dijo el niño muy contento abrazando a Regina y levantándose de la cama.

Ambos desayunaron tranquilamente y Regina llevo al chico al colegio, prometiéndole que iría a buscarlo y que pasarían la tarde en el parque.

A eso de las 9 llego a su despacho donde se encontró con su primer paciente y con Aurora ya trabajando.

Buenos días, Aurora. Saldré a tomar un café a las once.

Buenos días.- Contestó con su habitual sonrisa.

Pase, por favor.- Le dijo la morena a su paciente.

Paso toda la mañana con él, realmente era un de los caso más complejos que tenía, su depresión era demasiado profunda por lo que se veían tres veces a la semana y durante al menos dos horas, en esta ocasión estuvieron hasta las 11 cuando Regina dio por terminada la sesión y se marchó a encontrarse con la rubia.

Regina vio a Emma ya sentada en una de las mesas con el brazo inmovilizado y hablando por el móvil.

- Papa, ¿Alguna novedad?- Preguntó la rubia que estaba demasiado inquieta para poder olvidarse del caso, aunque poder pasar un rato con la morena le aliviaba un poco.

- Ninguna, pero cariño si me has llamado hace una hora. No hemos conseguido nada nuevo.- Dijo algo nervioso por la insistencia de su hija.

- Vale, lo siento. Es que quiero volver a trabajar.

- Hasta que no te recuperes no. Además Graham y yo podemos hacernos cargo, por cierto.... ¿Qué tal Killan?- Preguntó ya que sabía que la rubia iba a ir esa mañana a verlo.

- Está bien, mañana le darán el alta al final. Esta noche nos vemos para cenar y me pones al día.

- Si es la única manera de poder ver a mi hija tranquilamente me adaptaré.- Dijo intentando sonreír aunque le dolía un poco como su hija se había separado de él tras la muerte de Mary Margaret.

- Te quiero, papa. Ahora te dejo.- Corto al ver a la morena observándola.

Emma se levantó cuando vio a Regina acercándose a su mesa y ambas se quedaron mirándose unos segundos sin saber muy bien como saludarse, no pensaron en eso hasta ahora. Fue Emma la que se acercó y dejo un ligero beso en la mejilla de la morena que se quedó casi sin respiración ante ese gesto tan infantil pero tan hermoso.

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